El envío de niños inmigrantes al campamento de tiendas de campaña, ubicado en la remota ciudad fronteriza de Turnillo, a unos 40 kilómetros al sureste de El Paso, es un acto atroz por parte de la administración Trump, sentenció hoy el diario Los Angeles Times.
El gobierno del presidente Donald Trump ha adoptado “una política de inmigración severa y xenófoba” y la cobardía congresional es “la que nos trajo a esto”, señaló en uno de sus editoriales de este miércoles.
Después de tratar de excluir a los musulmanes del país, de insultar a los mexicanos, de reducir el número de refugiados admitidos, de separar a los niños de sus padres, la última indignación es que el gobierno ha movido a casi dos mil de los 13 mil “menores no acompañados” que tiene en custodia a un complejo de tiendas de campaña en Turnillo, añadió.
Según reportes del diario The New York Times, los niños se despertaron, se subieron a los autobuses con bocadillos y mochilas y se los llevaron al campo de internamiento en plena noche, supuestamente porque serían menos propensos a intentar escapar en la oscuridad.
En su nuevo “refugio de emergencia”, no tendrán acceso a la educación ni a los abogados. No puede ser moralmente permisible meter a dos mil niños en un campamento de tiendas de campaña en el oeste de Texas, mientras esperan audiencias sobre si se les debe permitir quedarse en el país, sentenció el diario.
Los miembros del Congreso de ambos partidos deben dejar de mirar de reojo a posibles retadores primarios en la elaboración de posiciones de inmigración, recomendó Los Angeles Times.
“Sin embargo, aquí es donde estamos como país. Claro, muchas personas han protestado por los pasos draconianos de la administración, y los defensores de la inmigración han combatido algunas de las medidas en los tribunales”, anotó.
“Pero Trump simplemente avanza con poco empujón significativo por parte del Congreso, que durante demasiado tiempo ha eludido su responsabilidad de arreglar el sistema de inmigración que no funciona”, señaló.
Recomendó que Estados Unidos debería tener un sistema de inmigración que equilibre sus necesidades económicas con su derecho a controlar su frontera y con ideas razonables de justicia y generosidad.
Deberíamos ofrecer un camino a la ciudadanía para los 11 millones de inmigrantes indocumentados que llevan vidas productivas y legítimas, comenzando con los “Dreamers”, que viven aquí ilegalmente después de haber sido traídos como niños, sugirió.