CONTRAFILO
Por José García Segura
Rosa Icela Rodríguez tiene dos caminos en su vida: convertirse en
mujer de “mano dura” para enfrentar a los cárteles de la droga o ser
“florero de nadie”.
Estamos, sin duda, frente a una “mujer que sabe latín” pero, como
dijera el cantautor, “no basta”.
No basta porque la inseguridad y la violencia donde quiera usted ver,
alcanzó niveles alarmantes.
Las cartas credenciales que presenta son buenas: coordinadora del
gabinete de Gobierno y Seguridad Pública, encargada de las
coordinaciones territoriales de seguridad pública y procuración de
justicia.
Rosa conoce el teje y maneje de la participación ciudadana, la
concertación política y la atención social.
Es bien sabido que a su paso por el gobierno de la capital impulsó la
proximidad social de las fuerzas policíacas “para mejorar el trato y
respeto de los derechos humanos de los ciudadanos”.
La nueva secretaria de Estado sabe muy bien que la tarea inmediata es
abatir la inseguridad e impulsar el turismo que, de suyo, es la
tercera actividad generadora de divisas.
Tan sólo en 2019 la derrama económica se estimó en 120 mil millones de pesos.
Y ya que estamos en ese camino deje le digo que la cortesía con que ha
actuado la Policía Turística de la capital, la de los destinos de
playa y el resto de corredores turísticos ha sido clave para una buena
imagen, aun con el coronavirus por todas partes.
La Policía Turística de la Ciudad de México, que dirige Manuel Eduardo
Flores Sonduk, es la primera generación de uniformados, encargados de
brindar información y dar seguridad al turismo nacional o extranjero
que visita la capital mexicana.
Un reporte gubernamental refiere que en el año que termina al menos 14
millones de turistas recorrieron museos, galerías, edificios y templos
históricos.
Usted los puede ver con sus uniformes beige, blanco y azul cielo.
Hablan inglés y cuentan con unidades móviles y bicicletas.
Operan en el Zócalo, la Alameda, así como en el distrito financiero de
Paseo de la Reforma y Polanco, aún durante la emergencia sanitaria por
el COVID-19.
El cambio de timón en la seguridad pública nacional deberá considerar
a policías verdaderamente especializados y utilizar toda la fuerza del
Estado
Rosa Icela está obligada a “defender el orden y aplicar la ley”.
Rosa, como le llaman sus allegados, está obligada a disminuir los
índices delictivos con estrategias adecuadas y expertos en temas de
seguridad pública.
En México y en el mundo, la Policía Turística puede ayudar a encontrar
embajadas, consulados, restaurantes, eventos culturales, hoteles,
paraderos de autobuses urbanos y foráneos, sitios de interés y ayudar
en caso de un ilícito.
Cuidar el turismo no es poca cosa ¿o sí?
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