Por José García Segura.
La Zona Metropolitana del Valle de México adoptó la medida más
drástica de los últimos tiempos: confinar, durante las fiestas de
Navidad, Año Nuevo y Reyes, a más de 25 millones de personas.
La medida, por demás tardía, significa menos actividad económica y
creciente inseguridad, además de muertes y contagios sin par debido a
que, a los pobladores, ni les va, ni les vienen las ordenanzas
gubernamentales.
El reporte mexicano refiere que en la entidad mexiquense y en la
capital del país, la ocupación hospitalaria es del 67 por ciento
promedio, aunque en realidad la cifra es mucho mayor.
Si bien el problema se acentuó en la megalópolis, no pierda de vista
las crisis de salud que se vive en Baja California, Durango y la ZMVM
más la que se avecina en el centro del país (Hidalgo, Querétaro,
Guanajuato, Aguascalientes y, Zacatecas.
Un poco más al norte, en Sonora, por las concentraciones humanas que,
de suyo, dispararán la enfermedad antes de que termine el año.
Deje le digo que el panorama negativo no es privativo de nuestro país.
El continente americano registra 32.4 millones de positivos y 809 mil
muertes, la mayoría en Estados Unidos, Brasil, Colombia ¡y México ¡
En el mundo, “una variante” de SARS-COV-2 obligó al Reino Unido a
aislar a millones de personas.
España, Italia y Francia también se aislaron.
Al parecer, la nueva cepa es “más infecciosa” que la que nos tiene en ascuas.
Dígame si no: La OMS reporta 75 millones de contagios (800 mil en un solo día).
Los presidentes de Estados Unidos, Francia, Guatemala, Brasil, Reino
Unido…dieron positivo.
Otros Jefes de Estado o de Gobierno entraron en autoaislamiento,
destacadamente los reyes de España (Felipe VI y Letizia).
Dice el subsecretario Gatell que “el cubre bocas es un mecanismo para
reducir la propagación del virus”, y ni por esas el presidente Obrador
lo usa.
Al contrario, va por “esas calles de Dios”, sumando infectados y
promoviendo la muerte.
¿A quien se le ocurre hacer una gira proselitista por la CDMX justo
cuando nos encontramos en el punto álgido de la mortal enfermedad?
La vacuna anunciada es un medio para hacer que nuestro organismo
reaccione, pero no resolverá los males.
Expertos aseguran que la inmunidad se desarrollará hasta casi un mes
después de aplicada la primera dosis.
Me queda claro que ningún poder político o económico, en ninguna parte
del mundo, sirve para frenar el virus ¿o sí?
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