México llega a la nueva normalidad laboral con leyes del pasado que han puesto al país en una situación económica compleja y ubica a trabajadores y a empresas en una condición vulnerable, afirmó Ricardo Alfredo Varela Juárez, académico de la Facultad de Contaduría y Administración (FCA), de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).
“Nada de lo que vivimos actualmente en el ámbito laboral está previsto en la Ley Federal del Trabajo, a excepción del artículo 427 sobre la suspensión de la relación de trabajo cuando la causa que la originó no está presente. En este caso se puede hablar de cuando se agota la materia prima o hay exceso de producción”, indicó.
Si bien en las modificaciones de 2012 a ese estatuto se incluyeron los casos en los que la autoridad sanitaria decretaba la suspensión de actividades por pandemia, fue hasta mayo de 2019 cuando al patrón que, de presentarse esta situación, indemnizara al trabajador con el equivalente al pago de un salario mínimo general durante un mes, subrayó.
Aunque medio se previó una contingencia como la actual el periodo para apoyar a los empleados ya quedó excedido y ahora tenemos casi siete meses de pandemia y como consecuencia del confinamiento muchas empresas han cerrado y/o perdido capital; hay despido de trabajadores, a algunos los han indemnizado con arreglos convencionales o han mantenido su empleo en condiciones poco favorables, todo esto según la capacidad económica de cada organización, puntualizó.
De modo que ante la actual pandemia las pequeñas y medianas empresas (pymes) también quedaron desamparadas y ahora los patrones entendieron que son vulnerables, pues muchos perdieron sus capitales o sus negocios, que eran su fuente de ingresos, resaltó.
“La realidad es que la mayoría de estas organizaciones no han tenido los medios, ni mucho menos la fortaleza, para aguantar una situación como la que vivimos y hoy están quebradas”, enfatizó.
Ante la incertidumbre, en muchos negocios han optado por dar contratos por tiempos breves, es decir, por proyecto y cuando éste acaba, mandan a descansar al trabajador y después de unos días lo recontratan. Otra salida que han encontrado es el outsourscing (servicios de administración de nómina para empresas con planes personalizados) que es una forma de contratación aún más insegura, resaltó.
Estas son sólo salidas fáciles, porque las empresas no han considerado que el capital humano es la mejor inversión. “Al despedir gente no sólo se deshacen del factor humano sino que pierden un elemento leal y comprometido con el bienestar de la empresa, lo cual es más redituable en términos de calidad en el trabajo y productividad”, aseguró.
Debemos caminar hacia una nueva forma de concebir el trabajo, al trabajador y a los patrones, y en ese sentido es necesario contar con una ley más preventiva donde se reconozca que los riesgos existen, subrayó.
Es necesario estar preparados para otra posible contingencia. Por ejemplo, se pueden crear fondos con la finalidad de proteger tanto al trabajador como a las empresas, sugirió.