MARCHAS

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Ya iniciaron las movilizaciones de la sección 22 de la CNTE contra la llamada reforma educativa. Lógicamente no serán tan nutridas como antaño, pues llevar a cabo ese tipo de acciones requiere lo  que decía  un directorio: “tiempo, dinero y esfuerzo”. Pero no se crea que si avanzan un poco, ello no tendrá un efecto multiplicador en otras secciones. Máxime si serán miles los despedidos de la SEP, al decir de Aurelio Nuño.

            Aunque para demostrar que todo debe complicarse,  consigna en este sexenio, el jueves 14 marcharon los estudiantes del IPN. Ello porque sin ninguna explicación, pasaron de estar adscritos de  la subsecretaría de Educación Superior a la subsecretaría Técnica y para corregir de inmediato,  a depender del señor Nuño. Lo que muestra el barroco  gubernamental.

            Los muchachos señalan que la medida trata de que ya no dependan del Politécnico las vocacionales y con ello haya exámenes para entrar al Instituto, de que la emisora televisiva (XEIPN) salga de la esfera guinda y blanco y que el control  magisterial y estudiantil ya no sea por parte de su director, Enrique Fernández, sino directamente de la SEP, entre otras consideraciones.

            Alguien diría ¿qué desconfiados son estos chavos? Pero tienen amplia razón en serlo si el capitalismo salvaje que vivimos pone más obstáculos para acceder a la educación gratuita y la cultura. Además hay un mal antecedente, Aurelio Nuño no se presentó en la Cámara de Diputados al celebrarse el 80 aniversario de la institución creada por Lázaro Cárdenas; bueno ni siquiera mandó  a un representante.

            Sabemos por larga experiencia que al conjugarse protestas diversas, la escalada de conflictos puede llevar  a un estallido  de graves proporciones. ¿Eso quieren el presidenciable Aurelio y Peña Nieto?