FORJADORES DE MÉXICO/ Desmitificar el éxito

0
391

Por Antonio Ortiz Vázquez, presidente de Forjadores de México, A.C

El éxito no es una predestinación. Y esto pone en la palestra a la meritocracia.
Les comento el siguiente estudio social:
Cada año, muchos estudiantes compiten para obtener la admisión a un grupo relativamente pequeño de universidades selectivas. Ir a una de estas universidades de primer nivel puede llevar consigo la promesa de buenas perspectivas después de la graduación, pero cuando Jack Mountjoy de Chicago Booth y Brent Hickman de la Universidad de Washington en St. Louis analizaron el valor de asistir a una universidad en Texas sobre otra, descubren que ir a una escuela más selectiva proporciona solo una pequeña prima temporal de ganancias. Lo que parece importar más era el potencial individual preexistente de un estudiante.
Entre los estudiantes de secundaria que solicitaron y fueron aceptados por el mismo conjunto de universidades, una señal útil de habilidad, ambición y otras ventajas no observadas, las ganancias fueron bastante similares independientemente de dónde se inscribieron, encuentran los investigadores.
Aun así, algunas universidades agregan más valor que otras. Si bien la selectividad de una escuela puede no afectar significativamente cuánto ganan sus graduados, otros factores como el gasto en instrucción y las características de la facultad tienden a hacerlo.
Este estudio muestra que, realmente, el éxito no está predeterminado ni garantizado, aunque si hay características que pueden apoyar la adquisición de habilidades altamente demandadas o apreciadas en un mercado laboral, como la empatía, comunicación, capacidad de integrar y trabajar de forma eficiente en equipos heterogéneos, sociabilidad y otros.
Se trata más de actitudes que de aptitudes como lo serían las habilidades digitales o dominio de otros idiomas. En esto si inciden directamente los planes de estudio de cada universidad.
Las habilidades blandas hoy representan un importante diferencial entre los profesionistas. Estos tienen que ver más con las habilidades individuales desarrolladas y no son parte sustancial de la universidad de la que se egresa.
El talento no se adquiere institucionalmente ni corresponde a determinado estamento social. Es algo que logra el trabajo continuo y sostenido para generar determinadas habilidades.