Pajaritos, síndrome de la actuación del STPRM

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Lamentablemente la Empresa Productiva del Estado (antes Pemex) da de que hablar, una vez más con otra tragedia, en donde hasta el momento, de manera oficialoide en tres días han aceptado las autoridades (EPE, Protección Civil federal, PGR, Procuraduría veracruzana, etc.) la muerte de 28 trabajadores que a la hora de las tres explosiones en el complejo petroquímico de Pajaritos, en Coatzacoalcos, Veracruz, se encontraban laborando.

Tristemente, los medios de comunicación, casi todos, menos las redes sociales, los familiares de las víctimas (fallecidos, heridos y desaparecidos), se han ido con la información oficiosa, pero los consanguíneos esclarecen el panorama, asegurando –y les creo- que en esa planta a la hora del colapso había más de 550 empleados por lo que la cifra de decesos podría ser terrible.

La Planta de Clorados 3, propiedad de Pemex, 49% y Mexichem 51% (contrato que se firmó como socios por obra y gracia de Emilio Lozoya Austin, antes de aprobarse la Reforma Energética), explotó según trabajadores y familiares por la falta de mantenimiento y  una fuga de químicos, que habían reportado varias semanas antes y nadie atendió la llamada.

La única verdad es que existen, hasta ahora, 28 muertos, decenas de desaparecidos y otro tanto de heridos de gravedad con quemaduras en el 80 o 90% de su cuerpo.

El eterno tema de las tragedias en la industria petrolera mexicana a falta de mantenimiento o descuido. No es nuevo. Si bien por el manejo propio de material y químicos altamente flamables, el riesgo es altísimo, también es un hecho que mientras no se atienda minuto a minuto, pulgada a pulgada las instalaciones, tragedias como esta se repetirán.

La lista de colapsos en la industria del oro negro nacional es larga, en donde el sector más vulnerable es sin duda el trabajador, pues se enfrenta todos los días a una bomba dormida y cualquier error la hace estallar.

¿Culpables?, los hay, entre ellos la dirigencia nacional del Sindicato de Trabajadores Petroleros de la República Mexicana (STPRM), que regentea el Senador priista Carlos Romero Deschamps, porque puntualmente cobra las cuotas a sus agremiados, pero sus carteras responsables de la seguridad, capacitación, etc. no hacen su trabajo.

Esta responsabilidad es compartida empresa/sindicato y ninguno de los dos puede zafarse de su parte.

La relación de incidentes en donde siempre resultan muertos, la mayoría sindicalizados, es amplia y pese a ello, Romero Deschamps no corrige los errores, lo que demuestra fehacientemente su incapacidad, indolencia y desinterés por la vida y seguridad de quienes se supone representa. El señor se mantiene en su nube de extravagancias, corrupción, impunidad y dejadez, sabedor de que pase lo que pase, catorcenalmente recibe las cuotas de los agremiados y sigue dándose vida de rey, junto con su parentela y lacayos del sindicato.

Le recordaré al infumable y corrupto Romero Deschamps, las tragedias en las que está inmerso y nada ha resuelto o evitado:

En 2013 el estallido en un edificio de las oficinas centrales de la aun Pemex en el DF provocó la muerte de 32 personas y 121 lesionados.

El 8 de febrero de 2016 tres personas mueren en un incendio en la Plataforma petrolera Abkatun Alfa, en la Sonda de Campeche, ubicada en las agua del Golfo de México, la razón, falta de mantenimiento, pese a haber reportado fallas un año antes. (Columna Comentando… la Ciudad, lunes 22 de febrero 2016)

Nuevamente ésta plataforma fue escenario de otra tragedia, por la misma razón: 3 abril de 2015 mueren cuatro personas por una explosión, reitero en la Abkatun Alfa.

El 1 de octubre de 2013, accidente en la refinería “Miguel Hidalgo” de Tula, Hidalgo, causa un muerto.

18 de septiembre 2012 explosión e incendio en una planta de gas en Reynosa,  Tamaulipas,  30 muertos.

El 18 de noviembre de 1998, el choque de dos helicópteros que transportaban personal de Pemex a las plataformas petroleras en las costas de Campeche, dejó 22 muertos.

Y no olvidar San Juanico, Estado de México, más de 2 mil muertos. La explosión en el Sector Reforma de Guadalajara, por fuga de gasolina vertida al  drenaje de la ciudad, causó más de 230 fallecidos, lamentablemente no trabajadores de Pemex, sino inocentes habitantes de la capital taparía.

Estos son sólo algunos ejemplos de las tragedias suscitadas por el manejo del petróleo y gas, pese a las fatales cifras, los errores no se corrigen y muestran la ausencia total de la dirigencia nacional del STPRM, que en los momentos trágicos no se ve, ni se oye; pero que tal, cada catorcena, recogen a manos llenas dinero del verdadero trabajador, a quien por ley deben quitarle la dádiva para engrosar las arcas personales del líder Romero Deschamps.

No vayamos lejos, en la tragedia reciente de Pajaritos, pasaron 72 horas y jamás apareció, no sólo física, sino moral, solidaria y obligatoriamente en la escena de la tragedia el senadorsucho Romero Deschamps. Ni un comunicado de prensa, alguna declaración mediática, el envío al sitio colapsado de voluntarios, ambulancias, medicinas, etc. para auxiliar y atender a los agremiados.

Tuvo que entrar el gobierno federal (que es su obligación, no es ninguna gracia) a encarar el problema, pues el aterrado, miedoso, desorientado Director General de la Empresa Productiva del Estado, José Antonio González Anaya, ni idea tuvo de que hacer.

Luego llegaron autoridades de Gobernación, Luis Felipe Puente, de Protección Civil federal para poner todo en orden, aunque no lo lograron, pues la desinformación, la confusión y el miedo de decir la verdad a los familiares, provocó que éstos arremetieran contra los funcionarios públicos, ante la incapacidad de esclarecer la verdad.

En todo este escenario, jamás, nunca, ni por equivocación apareció en el lugar de los hechos Carlos Romero Deschamps, ausencia total de quien se supo representa los intereses laborales, sociales, sanitarios, económicos de los trabajadores y en desgracia, a los –hasta ahora- 38 muertos, seguramente ya el Sindicato les había cobrado la cuota… ya para qué, pues tanto la EPE y Mexichem, pagarán los gastos funerarios y la atención médica a los lesionados, en tanto la hacienda del STPRM se quedará con la aportación –obligatoria- de los fallecidos.

Se dio un incidente 2 días después de los hechos cuando camionetas de súper lujo, blindadas, con vidrios polarizados, se aproximó a las puertas de la dañada planta, en donde al parecer viajaba Carlos Romero Deschamps y su séquito de testaferros, lo que irritó y encabronó más a los familiares de los trabajadores, pues al exigirles información de sus consanguíneos, los líderes no se tomaron la molestia de bajar -siquiera- los cristales de los vehículos, lo que enardeció a la gente y empezaron a agredir a los autos, rompiendo vidrios, abollando la carrocería, al punto de casi volcarlas entre varios, hasta que los dirigentes de las Secciones 10 y 11 del Sindicato, descendieron para, aterrados, enfrentar a la muchedumbre.

En las escenas vistas en televisión,  redes sociales y platicadas por los inconformes, nunca se vio a Romero Deschamps. Según otras versiones, un vehículo que pudo evadir la protestas familiar entró raudo por otra puerta a la planta, en donde se dijo iba el “líder” petrolero, nadie lo confirmó.

El hecho es que en medio de la terrible tragedia en la que seguramente habrá mayor número de muertos, desaparecidos y heridos, el hombre que debería estar al frente para exigir a la EPE, a Mexichem, al Gobierno Federal una explicación auténtica, la detención de los responsables, la reparación de daños a víctimas y familiares y demás, no está. Ni sus luces.

El capitán del barco, saltó de él durante el naufragio, incluso antes que las ratas (sus parientes), y los trabajadores a quienes les quitan la cuota catorcenal están abandonados.

¿No es esta una sólida razón para que el gremio y las autoridades laborales exijan la dimisión, dejar la dirigencia nacional del Sindicato a Carlos Romero Deschamps y fincarle responsabilidades legales por tantos accidentes, nunca corregidos o evitados?

Pobre EPE, vive una severa crisis, está en quiebra, y para su pésima suerte, tiene como representante sindical a una rata, un corrupto, un néspota,  déspota e impune hombrecito.

¿En dónde está Romero Deschamps? Si alguien lo ve avísele, que en Pajaritos, Veracruz, hay varios sindicalizados muertos, desaparecidos y lesionados. ¿Estará enterado de la tragedia?… Creo que no.

*Miembro de la Academia Nacional de Periodistas de Radio y Televisión (ANPERT)