Nuestro conocimiento y percepción del mundo están asociados a la luz; gracias a ella podemos ver lo que nos rodea y tener una concepción de la realidad. Se han desarrollado instrumentos luminosos que llegan hasta donde los ojos no alcanzan, lo mismo rayos X para indagar lo que sucede al interior de nuestro cuerpo, que luces infrarrojas y ultravioletas para investigar las estrellas.
También con la luz ha sido posible la civilización moderna, con luminarias en las calles, múltiples usos tecnológicos de computadoras y teléfonos móviles, aparatos electrodomésticos y toda la gama de instrumentos que se han inventado a raíz del desarrollo de la electricidad y la electrónica.
Para reunir más de una veintena de textos referentes a este tema, de expertos de todo el mundo, se editó el libro Light Beyond/La luz más allá de 2015, una compilación plural de miradas que abordan el fenómeno lumínico desde perspectivas precisas.
Se trata de una memoria de lo mejor de los festejos del Año Internacional de la Luz, celebrado a nivel mundial en 2015. Es una edición bilingüe (inglés-español) editada por la Dirección General de Publicaciones de la UNAM, que combina los textos con espectaculares fotografías.
Las coautoras responsables son Ana María Cetto Kramis, investigadora del Instituto de Física (IF) y directora del Museo de la Luz, y María Teresa Josefina Pérez de Celis Herrero, experta en investigación educativa de la Dirección General de Divulgación de la Ciencia (DGDC), ambas de la UNAM.
Año Internacional de la Luz
El Año Internacional de la Luz y las Tecnologías Basadas en Luz 2015 fue una iniciativa global adoptada por la Organización de las Naciones Unidas (ONU).
Numerosas entidades culturales, académicas, industriales y gubernamentales unieron fuerzas para celebrar y crear conciencia sobre las maneras en que la fotónica impacta nuestras vidas en áreas como la energía, educación, cambio climático, salud y bienestar social.
Surgieron miles de actividades que involucraron a millones de personas en más de 100 países, y los temas del libro son los más relevantes que se abordaron.
Durante la presentación de la obra, en la Casa del Lago Juan José Arreola de la UNAM, Ana María Cetto destacó que la luz es de todos y para todos, por eso es un tema con el que cualquier persona se identifica. La preparación del libro fue una experiencia gratificante; la iniciativa recibió el respaldo de la ONU, el Conacyt y la UNAM, dijo.
Entre los autores participantes, presentaron el libro cuatro universitarios mexicanos que abordan el fenómeno lumínico desde diferentes ópticas. Antonio del Río Portilla, director del Instituto de Energías Renovables (IER), dedicó su capítulo a la cosecha de energía solar. “Todos tenemos derecho al Sol y debemos aprovecharlo como recurso”.
Como otros elementos de la naturaleza, el astro opera a máxima potencia, “pero necesitamos cambiar de paradigma para ver las cosas con sustentabilidad y eficiencia, que es el compromiso científico”.
Silvia Torres-Peimbert, investigadora emérita del Instituto de Astronomía, expuso que en su disciplina todo el conocimiento del cielo y los astros se ha realizado a través de la luz en todas sus longitudes de onda. Sin embargo, en el libro se refiere la necesidad de conservar los cielos oscuros en ciertas áreas del planeta para poder seguir observando las estrellas.
“El progreso se mide en relación con la luz; todas las ciudades y pueblos que crecen están encendidos, pero los astrónomos necesitamos oscuridad para ver las estrellas. La mitad de las personas que viven en las urbes no las conocen por el exceso de luz”, resaltó.
Por su parte, el también astrónomo Jesús Galindo Trejo, del Instituto de Investigaciones Estéticas (IIE), se refirió al interés de las culturas antiguas por la luz celeste.
En su capítulo, dedicado a la arqueoastronomía, destaca cómo los pueblos maya y azteca construyeron pirámides y ciudades en alineación con los astros. También, abordó la comparación que los mesoamericanos hicieron entre la pintura mural y la representación del cielo.
Finalmente, José Luis Ruvalcaba Sil, investigador del Instituto de Física, abordó la utilización de la luz como instrumento para analizar obras de arte de forma precisa y no invasiva. “Es esencial para estudiar el patrimonio cultural; permite ver a través de capas de pintura y adentro de materiales”.