Un gobierno en que priven el estado de derecho y la justicia no admite amnistías ni complicidades, afirmó la aspirante presidencial Margarita Zavala, al dejar claro que el deber de un gobernante es ser implacable con quienes cometen actos de corrupción.
En una reunión con integrantes de la Barra de Abogados, la aspirante a candidata independiente enfatizó que la gobernabilidad no puede edificarse sobre los cimientos de la corrupción.
Contrariar los fines del derecho, dijo, es en sí mismo quebrantar la ley y acabar con la gobernabilidad.
“Las amnistías y las complicidades no son justicia, eso no es estado de derecho y tendríamos que ser los abogados los primeros en señalar esa deficiencia y ese peligro en los planteamientos”, sostuvo.
Afirmó que cerrar los espacios a la corrupción significa gobiernos abiertos, rendición de cuentas, la tecnología al servicio de la transparencia y, sobre todo, ser implacables con los corruptos.
El estado de derecho, agregó, requiere un ingrediente fundamental que es la rectitud de la autoridad que, dijo, es la que garantiza la gobernabilidad.
Es la rectitud en el ejercicio del poder que significa que el derecho es valioso para todos y que debe aplicarse y acatarse por todos.
“La rectitud de una autoridad que le dice a la sociedad, uno, que violar una norma conlleva una sanción y dos, que es aún más importante, que quien dirige a la comunidad es quien ejerce el derecho conforme a sus fines: bien común, seguridad jurídica y justicia”.
En un gobierno democrático, dijo Margarita Zavala, “sí importa quien está a cargo, sí importa el liderazgo ético de quien decide y sí importa el compromiso con la ley, la justicia y la libertad que se tenga al respecto, por eso desde el derecho mucho se ha peleado por la autonomía del Poder Judicial”
Por otra parte, la aspirante presidencial dejó en claro que las tareas de seguridad son competencia y responsabilidad exclusiva del Estado y que por ello la Ley de Seguridad Interior es necesaria, toda vez que se requiere de un marco regulatorio para la actuación del Ejército en la materia.
“Si hubiéramos fortalecido las policías, las fuerzas armadas podría irse retirando paulatinamente a hacer las tareas que tenían, pero no fue así, y hoy soy de la idea de que es mejor tener una Ley de Seguridad Interior que no tener nada”, afirmó.