El Estilo Kinfolk: Una Filosofía de Vida en la Simplicidad y Armonía con la Naturaleza

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En un mundo marcado por el estrés y la saturación tecnológica, el estilo Kinfolk se posiciona como un refugio de calma y conexión con lo esencial. Más que una tendencia de diseño, esta corriente representa una filosofía de vida que prioriza la funcionalidad, el bienestar y el equilibrio entre el hogar y la naturaleza, según expertos de la Escuela Superior de Diseño de Barcelona (ESDESIGN).
Inspirado en la vida sencilla de la comunidad Amish en Estados Unidos, el Kinfolk propone un retorno a los orígenes y a lo natural, alejándose del consumismo y la complejidad moderna. La decoración, en este caso, no es solo estética, sino una invitación a la introspección, el disfrute de las pequeñas cosas y el rechazo a la rapidez que domina la vida actual.
Adaptar este estilo a cualquier espacio implica integrar materiales, colores y mobiliario que reflejen serenidad y conexión con la naturaleza.
• Materiales: Algodón, madera, piedra, lino y otros tejidos naturales. Se evita lo sintético o procesado.
• Colores: Tonos suaves como verde, marrón, blanco, gris y beige, que evocan la tierra y la naturaleza.
• Mobiliario: Muebles sencillos, sin estampados ni excesos de color, con un aire rústico o vintage. Accesorios como cestas de mimbre, piezas artesanales y objetos reciclados refuerzan esta estética.
• Plantas: Elemento central en la decoración, con opciones como plantas colgantes o de bajo mantenimiento, que aportan equilibrio sin recargar los espacios.
• Suelo: Superficies de madera, piedra, tarima o parqué según el clima de la región.
El Kinfolk ha encontrado eco principalmente en dos generaciones:
• Millennials: Esta generación, inclinada hacia la sostenibilidad y el minimalismo, ve en el Kinfolk una forma de vida que abraza la autenticidad y la conexión con la naturaleza, rechazando el consumismo excesivo.
• Generación Z: Para los más jóvenes, el estilo Kinfolk representa un refugio ante el ruido digital, promoviendo una estética limpia que equilibra la vida virtual con la real.
La clave del éxito del Kinfolk radica en su capacidad para trascender la decoración y convertirse en un manifiesto de paz, simplicidad y autenticidad en un mundo cada vez más acelerado.
En ese sentido, Elena González, experta de ESDESIGN, lo resume como un estilo que invita a “frenar, respirar y disfrutar de la belleza de lo esencial”.