*De cada mil crímenes de hace justicia sólo en cinco, afirma Jorge Manrique, Rector del Colegio Jurista.
El alto volumen de impunidad crece paralelo al aumento de crueldad en delitos de alto impacto social como secuestros, asaltos y homicidios. “Día a día encontramos más modos de operación criminal que exhiben mayor violencia. Vivimos una era de extrema crueldad. Esto apareció con la guerra de cárteles de crimen organizado que peleaban por plazas y que de inmediato copiaron los delincuentes comunes. Inició como un mensaje de poder. Se convirtió en un signo de impunidad”, asegura Manrique.
Para el Rector, la espiral de violencia aparece todos los días mediante noticias inverosímiles de personas que decapitan a sus seres queridos, por ejemplo.
“Y ante tanto horror la población cierra los ojos a delitos descarados de triangulación millonaria de fondos donde están implicados políticos de todos los colores. La violencia aparece como una cortina de humo donde la población en general se vuelve apática e indiferente como una forma de contrarrestar el horror que vive. En este contexto, la impunidad crece a niveles insospechados”, comenta el Jurista.
Una de las formas de abatir la impunidad es incrementar acuerdos entre las partes, oportunidad que puede realizarse mediante el nuevo sistema de justicia. “Así los delitos de alto impacto podrían tener mejores posibilidades de investigación y castigo”, refiere Manrique.
Entre las acciones que emprenden las administraciones preocupadas por el aumento de los crímenes sin castigo, está el fortalecimiento del nuevo sistema de justicia. “Antes de optar por más y mejor equipo material para enfrentar los delitos, algunas administraciones invierten en preparación de jueces, policías y ministerios públicos que les permitan generar acuerdos en delitos comunes para centrar los juicios en los de alto impacto social”, comenta el Rector.
La capacitación y entrenamiento se convierten, entonces, en herramientas fundamentales para frenar los ilícitos. “Pretender mantener un sistema ya obsoleto y pervivir con viejos vicios sólo genera casos a los que nadie da seguimiento y se propala la imagen de que el delincuente vive sin temor al castigo. Es invencible por falta de preparación en el poder judicial”, dice el Rector.
Actualmente, “los nuevos juicios en materia penal con el sistema acusatorio adversarial siguen llenos de irregularidades y torpezas. Los juicios orales sólo exhiben abogados que desconocen realmente el nuevo proceso. Es el desconocimiento, más que otros factores, el que alienta la impunidad”, finaliza Manrique.