Ciudad de México, 16 de septiembre de 2025. — La noche de este 15 de septiembre quedó inscrita en la historia nacional: por primera vez, una mujer encabezó la ceremonia del Grito de Independencia desde el balcón principal de Palacio Nacional. Claudia Sheinbaum, presidenta de México, ondeó la bandera, tocó la campana y recordó a las y los héroes de la independencia frente a un Zócalo colmado de voces, luces y símbolos patrios.
Más allá del protocolo, el momento tuvo un profundo impacto social. La presencia de Sheinbaum en uno de los rituales cívicos más emblemáticos del país representó para miles de asistentes —y millones que lo siguieron por televisión y plataformas digitales— la confirmación de que la participación de las mujeres en la vida pública ya no es una excepción, sino una realidad en consolidación.
La mandataria incluyó en su arenga los nombres de mujeres insurgentes como Josefa Ortiz Téllez-Girón, Leona Vicario y Gertrudis Bocanegra, visibilizando el papel de quienes, históricamente, habían quedado relegadas en la narrativa oficial. El gesto fue recibido con aplausos y vítores, especialmente de colectivos de mujeres que acudieron a la plaza central para presenciar la ceremonia.
La conmemoración, que cada año simboliza la unión y la soberanía, adquirió esta vez un matiz distinto: fue también un recordatorio de los avances en igualdad de género y de los desafíos que aún persisten. Para muchas asistentes, escuchar a una mujer pronunciar el Grito significó un acto de justicia histórica.
Con música, fuegos artificiales y un ambiente festivo, la noche no solo celebró la independencia de México, sino también la apertura de una nueva etapa en la representación política: una en la que las mujeres ocupan, con voz propia, los espacios más simbólicos del poder nacional.