Redes sociales, un riesgo silencioso: Ana María Balboa

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“La recuperación requiere trabajo constante, paciencia y un manejo adecuado de la narrativa personal, que favorezca pensamientos positivos en torno a los alimentos”, afirmó la catedrática e investigadora del Instituto Politécnico Nacional (IPN), Ana María Balboa Verduzco, al advertir que el uso indiscriminado de redes sociales se ha convertido en un factor de riesgo para el desarrollo de trastornos alimentarios en adolescentes y jóvenes.

La especialista en Psicología Clínica y de la Salud, adscrita a la Escuela Superior de Medicina, explicó que las plataformas digitales han contribuido a la difusión de estereotipos de belleza irreales, los cuales alteran los hábitos alimentarios, la percepción del cuerpo y el bienestar psicológico.

Balboa Verduzco advirtió que el consumo constante de contenidos que exaltan cuerpos perfectos y dietas extremas puede detonar patologías como depresión, ansiedad, pensamientos suicidas, baja autoestima y distorsión corporal.

En el marco de la política nacional de salud impulsada por la presidenta Claudia Sheinbaum Pardo y promovida por el secretario de Educación Pública, Mario Delgado Carrillo, la especialista subrayó la necesidad de fortalecer la atención preventiva y el cuidado integral de la salud mental en comunidades educativas.

Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), los trastornos alimentarios —como la bulimia y la anorexia— son desórdenes mentales caracterizados por un miedo persistente a ganar peso y una conducta alimentaria descontrolada, presentes tanto en mujeres como en hombres.

La experta con más de tres décadas de experiencia indicó que la Terapia Cognitivo-Conductual ha mostrado resultados exitosos en el tratamiento de estos padecimientos. Asimismo, exhortó a los padres de familia a observar conductas atípicas como aislamiento, pérdida repentina de peso o frustración, y a fomentar revisiones médicas periódicas.

Balboa Verduzco enfatizó que los factores que originan estos trastornos son multidimensionales, y que el bullying relacionado con el sobrepeso en la infancia puede ser un detonante. Agregó que las imágenes filtradas y los mensajes distorsionados en redes sociales repercuten directamente en el desarrollo emocional y psicológico de los jóvenes.

Finalmente, alertó que la exposición prolongada a estas influencias puede derivar en consecuencias graves como inanición, alteraciones hormonales, daño neurológico y problemas cardiacos o digestivos, por lo que llamó a promover una alimentación equilibrada, ejercicio moderado y convivencia familiar saludable.