Los traumas y tensiones graves durante la infancia de los padres, provocan en los hijos mayor probabilidad de tener problemas de salud relacionados con el comportamiento, reveló un estudio realizado por la Universidad de California (UCLA).
La investigación indicó que padres que pasaron el divorcio o la separación de sus progenitores, la muerte o el alejamiento de un familiar, el abuso emocional, físico o sexual, violencia en el hogar, exposición al abuso de sustancias o enfermedad mental de los padres, pueden desencadenar dificultades en sus hijos.
En un comunicado de la universidad, el pediatra e investigador Adam Schickedanz señaló que en investigaciones previas se ha considerado el trauma infantil como un factor de riesgo para posteriores problemas de salud física y mental en la edad adulta.
“Pero esta es la primera investigación que demuestra que los daños a la salud conductual a largo plazo de la adversidad infantil se extienden a través de generaciones de padres a hijos”, resaltó.
El estudio demostró que los hijos de padres que tenían cuatro o más experiencias infantiles adversas tenían el doble de riesgo de tener un trastorno por déficit de atención e hiperactividad y tenían cuatro veces más probabilidades de tener problemas de salud mental.
“Si podemos identificar a estos niños que corren un mayor riesgo, podemos conectarlos a servicios que podrían reducir su riesgo o prevenir problemas de salud del comportamiento”, subrayó Schickedanz.
Los investigadores utilizaron información de una encuesta nacional que contenía datos de cuatro generaciones de familias estadunidenses, incluidos de padres que fueron maltratados, abandonados o expuestos a otros estresores familiares o maltrato durante su crecimiento; así como datos sobre problemas de conducta y diagnósticos médicos de sus hijos del trastorno de déficit de atención.
Con dicha información, pudieron encontrar fuertes asociaciones entre las historias de adversidad de los padres y los problemas de salud conductual de sus hijos, al tiempo que controlaban factores como la pobreza familiar y el nivel de educación.
Los especialistas adelantaron que el próximo paso es ver cómo los factores de resiliencia, como el apoyo de mentores o maestros, podrían compensar los daños de los traumas infantiles.