El ChemSex es una práctica en la que grupos de personas, principalmente hombres gay, se reúnen para tener sexo durante horas y hasta días bajo el influjo de drogas; en México se supo de ella tras una serie de artículos periodísticos provenientes de Estados Unidos y Europa.
En nuestro país, esta práctica enfrenta más trabas, de acuerdo con Ricardo Baruch, colaborador del Instituto Nacional de Salud Pública (INSP) y de la Federación Internacional de Planificación Familiar, quien, en entrevista para el Foro Consultivo Científico y Tecnológico, dijo que el ChemSex es un fenómeno que en México está todavía muy enfocado en ciertos espacios, particularmente en grandes urbes, donde la comunidad gay es numerosa.
“ChemSex implica varios fenómenos que tienen que ver, por un lado, con la libertad sexual, pero también con la disponibilidad de las drogas y el hecho de que haya personas que conozcan cómo algunas de estas pueden funcionar para el mayor placer sexual”, dijo Baruch.
En México resulta más complicado tener acceso a las sustancias que se usan para esta práctica en otros países, entre ellas la Mefedrona y la Ketamina; además, Baruch explicó que las prácticas sexuales intensas para hombres gay no son tan comunes acá. “No hay tanta gente que busque esas experiencias ni necesariamente hay espacios para hacerlo, cosa que sí sucede en ciudades como Londres, Barcelona o San Francisco”.
Pese a esto, la práctica sí se da y, justamente porque sucede en menor medida, resulta más complejo llevar a cabo protocolos de prevención de riesgos a la salud, ya que quienes la realizan están más expuestos a contraer enfermedades de transmisión sexual, entre ellas el Virus de Inmunodeficiencia Humana (VIH).
A la fecha, existen varios esfuerzos enfocados en proteger a este segmento de la población, entre ellos el protocolo ImPrEP México1 que busca introducir la Profilaxis pre-exposición como una práctica regular y accesible de prevención al VIH, pero aún queda mucho por hacer.
De acuerdo con Baruch, los hombres que tienen sexo con hombres y las mujeres transexuales siguen siendo las poblaciones más afectadas por los nuevos casos de VIH en México.
“Debería haber campañas y actividades (…) para las personas que hacen ChemSex porque (…) están en un riesgo altísimo de contraer VIH, y aunque no son muchas también deberían tener acceso a servicios de salud mental y de tratamiento en el tema de drogas”.
Baruch aclaró que quienes llevan a cabo esta práctica no son adictos a las drogas sino usuarios ocasionales pero también en esa población se necesita de servicios que mitiguen los daños para que estas personas puedan realizar actividades recreativas sin comprometer su salud.
“Creo que las autoridades que trabajan en el área de la salud en nuestro país están bastante conscientes de las circunstancias pero es más bien la clase política la que no ha entendido la necesidad de aumentar y mejorar los temas relacionados con la prevención”, opinó el experto quien, además, advirtió que en México aún no se invierte lo suficiente en prevención.
“Cualquier persona con VIH que lo necesite tiene acceso al tratamiento, el problema es que todavía falta que todas las personas que viven con VIH lo sepan para poder acceder a él, y en México casi un tercio de la población con VIH no conoce su estatus”.