El miedo a los sismos, a la violencia, a la inseguridad y a las noticias falsas que circulan en las redes sociales se ha constituido como una amenaza de daño físico o psicológico que pone en riesgo la vida de las personas e impide un desarrollo favorable, apuntó Silvia Morales Chainé.
La coordinadora de los Centros de Formación y Servicios Psicológicos de la Facultad de Psicología (FP) de la UNAM indicó que los temblores de septiembre de 1985 y de 2017 han dejado profunda huella en los mexicanos, por lo que el temor es una de las principales emociones ante la posibilidad de un movimiento telúrico.
Además, subrayó, las noticias falsas relacionadas con fenómenos naturales son preocupantes y mucho más frecuentes de lo deseado. “No debemos dejarnos llevar sin antes verificar su origen, si son avaladas por instancias serias y si proporcionan datos reales y objetivos”.
La vivencia de ciertas eventualidades ocasiona en los individuos estrés postraumático, cuya duración podría ser breve o permanecer a largo plazo, mientras que para otros podría representar un mecanismo para enfrentar un nuevo suceso.
Algunas personas desarrollan tolerancia a la frustración, y esperanza en que estas situaciones pueden superarse. “El aprendizaje permite construir defensas y habilidades para sobreponerse exitosamente a las adversidades”.
En otros casos, prosiguió, pueden detonar deterioro neurológico del sistema inmune o trastornos crónicos que minan la salud física y psicológica.
“En los últimos años se ha incrementado de manera exponencial la violencia sexual, de género e intrafamiliar, así como efectos negativos en la salud por continuas situaciones de depresión”.
De acuerdo con estudios realizados en la FP, refirió, ha aumentado entre la población el temor a que ocurra el peor de los escenarios, sin razón aparente. Esto podría llevar a los individuos a tener una autoimagen negativa o a padecer trastornos por consumo de sustancias, y cuando ambos síntomas se conjugan es mayor el riesgo de depresión, tristeza profunda u otras conductas de riesgo que empeoran el estado físico y emocional.
Pero los seres humanos tenemos un recurso fundamental para enfrentar el riesgo de responder con miedo u con otras respuestas naturales del organismo: nuestra conducta.
“Es una de las herramientas más importantes para reducir los efectos que eventos como los sismos tienen en nuestra salud psicológica”. Nuestro comportamiento es trascendental para ayudar a nuestro cuerpo a recuperar el equilibrio, la salud y evitar exponernos a situaciones de riesgo”.
Ante este panorama, la Facultad de Psicología ha puesto a disposición de la comunidad universitaria, y de la población en general, un sistema de atención pronta y oportuna, basada en la evidencia, a través del número telefónico 50250855, con 30 líneas, para brindar apoyo a distancia.