Por Juan R. Hernández
De acuerdo con el estudio de Kantar, el mexicano tiene una doble personalidad. Por un lado está el luchón, el fregón, el que da lo mejor de sí ante los desastres, el que es bueno para el “desmadre”, el que se siente orgulloso cuando alguien triunfa en el extranjero, pero también está el otro, en el que se descalifica y descalifica a todos los demás, mostrando su lado crítico haciendo referencia a las realidades negativas de la vida en nuestro país, como claro ejemplo: la corrupción.
De acuerdo con la información analizada por Kantar, los mexicanos se describen con características positivas y negativas que hablan de una dualidad en su identidad. Son capaces de describirse como seres sociales con un potencial importante, pero también como una población a la que le hace falta desarrollarse y sobrepasar importantes barreras autoimpuestas por la realidad.
El estudio mostró la gran identificación que hay con la palabra “chingones” (sic.), ya que durante el periodo evaluado se presentaron situaciones en las cuales el desempeño de los mexicanos fue particularmente sobresaliente en el mundo, como en el sector cinematográfico, eventos deportivos y académicos.
Así también, en la encuesta sobresalieron los valores que han caracterizado a la población, dividiéndolos en dos grandes grupos, los valores humanos como: el respeto, la confianza y la honestidad; y los valores morales entre los que se encuentran la tradición, la cercanía y la familiaridad, que son la base de lo que nos representa como sociedad.
La medición de dicha encuesta determinada a través de las menciones hechas en Twitter, también mostró que el 19 de septiembre -como resultado de los lamentables sucesos ocurridos en el país el año pasado-, fue la fecha en la que más se exalta la mexicanidad y surgen los mejores calificativos como fuertes, solidarios, unidos, grandes, entre otros, dejando de lado los calificativos negativos. Por lo que las conversaciones que se detonaron después del 19S provoca un inherente sentimiento de orgullo hacia México, su cultura, su gente y más valores grupales que se centran en la mente colectiva de la sociedad mexicana.
Y qué decir de la familia, para los mexicanos la familia es el centro de todo, donde confluyen los mejores valores la unidad, el respaldo, la confianza, es el núcleo donde se está dispuesto a dar todo. Es ahí donde hay tres tipos de personajes: “El hermano incómodo”, “la oveja negra” y “el hijo pródigo”. Las familias mexicanas suelen tener al menos uno de estos elementos que salen de todo contexto. Ese bicho raro que le da prioridad a valores como la creatividad y la originalidad. Y, por último, otros mexicanos cuyos valores como el respeto, la confianza, la honestidad y la responsabilidad apuntan más al bien común y no solamente al bien familiar.
Es precisamente toda esta variedad de personalidades, ideas, pensamientos y comportamientos en lo que deben concentrarse aquellas marcas que deseen acercarse a la mexicanidad.