Una pequeña dosis de cannabis ayudó a ratones viejos a recuperar la memoria, pero esa misma aplicación en especies más jóvenes dañó su capacidad de aprendizaje y memorización, según un estudio publicado en la revista científica Nature Medicine.
El estudio realizado por investigadores del Instituto de Psiquiatría Molecular de la Universidad de Bonn reveló que con una pequeña dosis de tetrahidrocannabinol (THC), el componente psicoactivo de cannabis, mejora el rendimiento cerebral de roedores viejos.
“La cannabis daña la memoria en ratones jóvenes y la mejora en mayores. Los cerebros de ratones viejos “rejuvenecen”, después de recibir dosis bajas de un compuesto de THC que se encuentra en la marihuana”, indicó Andreas Zimmer, profesor de Neurobiología y director del Instituto de Psiquiatría Molecular.
En la investigación se suministró THC a ratones de edad avanzada, que antes de ingerir cannabis, tenían dificultades para reconocer a congéneres que les era familiares, y reaccionaban ante ellos en forma agresiva o asustada.
“Las funciones de aprendizaje y memoria mejoraron dramáticamente en estos animales, y se desempeñaron tan bien como los ratones que eran mucho, mucho más jóvenes”, explicó Zimmer,
Los ratones jóvenes, con mejor memoria, se mostraban en cambio relajados ante otros ratones conocidos. Tras haber recibido THC, los ratones viejos también se mostraron familiarizados con sus congéneres. Es decir, parecían reconocerlos, según explicó por su parte el también científico Andras Bilkei-Gorzo.
“La cannabis es una droga que tiene un efecto contrario en los animales jóvenes que en los viejos. Empeora la memoria en ratones jóvenes. También empeora la memoria en los humanos jóvenes”, agregó Zimmer.
“Los seres humanos tenemos un sistema endocannabinoide muy parecido al de los ratones”, indicó Bilkei-Gorzo tras puntualizar que los receptores se encuentran en la misma zona del cerebro, motivo por el cual la cannabis actúa casi siempre de igual forma en las personas.
Como parte del sistema nervioso, el llamado sistema endocannabinoide influye en el proceso de envejecimiento. La actividad de este sistema decae en los animales que envejecen, lo que coincide con los típicos síntomas de la vejez.
Las consecuencias son osteoporosis, arrugas en la piel y también un menor rendimiento en las funciones del aprendizaje y la memoria.
Los investigadores tienen la esperanza de que el cannabis pueda dar nuevo impulso al sistema endocannabinoide.
Zimmer confía en que también se pueda obtener resultados similares en seres humanos.
Para averiguarlo, pronto se llevará a cabo un estudio clínico con personas de edad avanzada. Los investigadores se proponen averiguar si el THC puede influir positivamente en las funciones cerebrales de pacientes con demencia o Alzheimer leve.
Los científicos alemanes investigan desde hace 15 años, principalmente con ratones, los receptores sobre los que actúa la cannabis.
También en Israel hay indicios alentadores. En un hogar de ancianos se suministró cannabis a residentes que padecían de insomnio e inapetencia. Como consecuencia, muchos de ellos se mostraron después también más activos mentalmente.