Antonio Ortega Martínez, Decano e integrante del Comité de Ética de la actual legislatura en la Cámara de Diputados, confió en que haya tiempo aún para que la Reforma Educativa sea enmendada y reencauzada durante la administración de Andrés Manuel López Obrador, tras enfatizar que con ese instrumento se inició en México la recuperación de la rectoría del Estado sobre la educación.
Además, expuso, se logró la centralización de la nómina; realizar un censo del personal docente y administrativo y de la infraestructura educativa (mismos que no existían); y, sobre todo, enarbolar el paradigma de educación de calidad.
Durante la Glosa del Sexto Informe de Gobierno en materia educativa, el diputado federal recordó que el Partido de la Revolución Democrática respaldó la implementación de la Reforma en la materia, convencido de la justeza de los principios que la animaban, y las disposiciones que incorporaba al entramado institucional del país, y era que el Estado cumpliese con la obligación de implementar calidad y equidad en la enseñanza, asegurando que las nuevas generaciones de mexicanos y mexicanas adquieran habilidades y capacidades indispensables para participar en una sociedad globalizada y competitiva.
Ortega Martínez recordó que implementar esa reforma –que el próximo gobierno ha anunciado que eliminará- significó reformar la Constitución y la ley General de Educación; expedir una Ley General del Servicio Profesional Docente y una Ley del Instituto Nacional para la Evaluación de la Educación, delineando un nuevo Servicio Profesional Docente para regular el ingreso, promoción, permanencia y reconocimiento de los maestros sobre la base del desempeño y no por factores políticos o de antigüedad.
Sin embargo, refutó que se hayan dado errores en su implementación como el hecho de dar a la evaluación del desempeño de las y los maestros, una connotación laboral y no educativa; generar inestabilidad e incertidumbre al ejecutar el Servicio Profesional Docente pues, en lugar de hacerla de forma progresiva instrumentando primero la evaluación del ingreso, luego la de promoción y, finalmente, la relativa al desempeño, se dio preponderancia a este último, generando con ello protestas y renuencia.
Otro error, expuso el legislador perredista, fue dar preponderancia a los logros políticos sobre los educativos, al plantear la recuperación de la rectoría de la educación como una de las prioridades que, si bien era indispensable, se hizo confrontando al magisterio y demeritándolo ante la opinión pública; por lo que Ortega Martínez cuestionó al secretario del ramo, Otto Granados, el por qué se permitió que creciera la idea de que solo los maestros eran los responsables del bajo nivel educativo.
Solicitó entonces a Granados Roldán un ejercicio autocritico y su opinión sobre las críticas planteadas por las y los diputados, así como también una propuesta del cómo se podría –desde esta Cámara- reencauzar la reforma educativa y que esto sirva como consejo para la próxima administración.
Antonio Ortega concretó que, si bien esta fue una comparecencia difícil, ruda y crítica, se manejó de manera responsable, con el respeto de las y los diputados que intervinieron en un ánimo constructivo para remediar fallas y errores en los propósitos de la Reforma Educativa.
El legislador recordó finalmente que, de acuerdo con los estudiosos de los temas educativos, existen dos paradigmas determinantes del México pos revolucionario: La época del Secretario José Vasconcelos, que instrumentó las escuelas normales y la campaña de alfabetización; y la de Jaime Torres Bodet, impulsor del Libro de Texto Gratuito y de las políticas que lo acompañaron.
No obstante, citó, hoy tenemos un tercer paradigma: La calidad de la educación, acompañada de herramientas digitales, todas las que sean necesarias; por lo que externó su deseo de que el próximo secretario de Educación, Esteban Moctezuma, sea sensible y tenga en cuenta que este sector que heredará, está en entredicho, y la próxima administración a cargo de Andrés Manuel López Obrador tiene un reto que cumplir con las y los mexicanos.