Mexicanos tienen que trabajar más para comer

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Ganar el pan de cada día en México no es igual que en otras naciones, debido a que en el país se requieren más horas de trabajo para cubrir el costo de la alimentación que en otras economías, resultado de la baja productividad de la mano de obra.

En promedio, los mexicanos destinan aproximadamente una quinta parte de su ingreso total a la comida; sin embargo, la cantidad de horas para obtener ese dinero suele ser mucho mayor que en otros países.

De acuerdo con un estudio elaborado el año pasado por la consultora inglesa MoveHub, el costo de alimentar una familia de cuatro miembros en México y Chile representó 19.32% y 18.94% de un salario promedio alto, ubicándose en el lugar 62 y 64, respectivamente, de un total de 122 países evaluados.

No obstante, aun cuando el porcentaje de su ingreso para cubrir el gasto alimenticio es similar en ambas economías, el número de horas trabajadas en México para obtener la misma percepción es 18% superior al registrado en la nación andina.

En efecto, México es el país de los miembros de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) que más horas dedica al trabajo, con 2 mil 257.4 al año y, por lo tanto, el tiempo necesario para cubrir el costo también es de los mayores, sólo superado por Costa Rica.

“Esto se debe a que muchos de los trabajos en México no están en relación a un horario laboral fijo, sino más bien es en función de qué tan productiva es la jornada laboral de cada individuo. El nivel es bajo, por lo que tenemos que laborar más tiempo para alcanzar los resultados de países en los que se labora menos tiempo”, explica Héctor Magaña, profesor e investigador del Tec de Monterrey, Campus Estado de México.

Un trabajador mexicano labora 36.3 horas al mes, es decir, un día y medio para cubrir el costo de su alimentación, mientras que en Estados Unidos y Canadá dicho gasto representa 10.4 y 12.8 horas de trabajo al mes, menos de una tercera parte del tiempo que se dedica en nuestro país.

Los países con el menor número de horas necesarias para cubrir el gasto alimenticio son Luxemburgo, con apenas 8.6 horas al mes, así como Noruega y Alemania, con 9.8 horas; es decir, una cuarta parte de las que se requieren en México.

Un aspecto importante del equilibro laboral-personal es el número de horas que una persona trabaja. La evidencia sugiere que un horario laboral largo puede resultar perjudicial para la salud, poner en peligro la seguridad y aumentar el estrés. En México, casi 30% de los empleados tiene un horario de trabajo muy largo, una de las tasas más altas en la OCDE, donde el promedio es de 13%.

El costo de la canasta alimentaria en el país para una persona asciende a mil 554 pesos al mes en las zonas urbanas, según el Coneval, monto que por sí solo representa la mitad del ingreso para alguien que gane el salario mínimo actual, lo que equivale a 95 horas, casi cuatro días.

“El problema de la alimentación es importante porque cada vez es más complicado para los trabajadores mexicanos poder, con un solo empleo, adquirir los recursos necesarios para alcanzar esa canasta alimentaria. Eso lo podemos ver con el alto nivel de subocupación que casi duplica al desempleo, es decir, aquellas personas que sí están laborando, pero que necesitan trabajar más tiempo para completar su ingreso”, comentó Magaña.

En este contexto, cabe recordar que 33.7 millones de trabajadores en México ganan apenas de uno hasta tres salarios mínimos, que en conjunto representan dos terceras partes de la población ocupada del país, y que debido a sus bajas percepciones deben trabajar 74% más que el promedio nacional para cubrir el costo de la canasta alimentaria.

Un gasto importante lo representa el consumo de alimentos y bebidas fuera del hogar, con 438.41 pesos invertidos al mes, 28% del total, esto se debe a diferentes factores, que van desde las costumbres de algunas familias de ir a restaurantes los fines de semana, como la necesidad de algunos trabajadores de hacerlo porque no tienen la facilidad de ir a comer a su casa.

Por otra parte, el consumo de alimentos está directamente relacionado con el nivel socioeconómico de los hogares. Las familias de bajos ingresos en México destinan alrededor de 45% de su gasto mensual a la compra de alimentos, mientras que quienes tienen mayor poder adquisitivo erogan 27% e incluso menos.

Si bien el porcentaje del gasto que destinan las familias ricas es menor en comparación con las de bajos recursos, su monto en realidad es mucho mayor, ya que puede hasta triplicar el valor del desembolso de los hogares de bajos ingresos.

Pese a que gran parte de los trabajadores del país tiene la necesidad de trabajar más horas que los de otras naciones, el nivel de satisfacción de los mexicanos con su vida no es bajo. Al pedirles que calificaran su satisfacción ante la vida en una escala de 0 al 10, en promedio asignaron una puntuación de 6.6, cifra que casi coincide con el promedio de la OCDE, que es de 6.5.