Por Pilar Velasco
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En la actualidad todos somos blanco del estrés; de acuerdo con la Organización Mundial de la Salud (OMS) más del 75 por ciento de los mexicanos lo padece.
Esta alteración se deriva por las exigencias y las responsabilidades para hacerle frente a las múltiples demandas cotidianas aunadas a la vida laboral.
Los síntomas que deben alertar al paciente son: cansancio, dolor de cabeza, insomnio, temblor, sudoración, mal humor y dificultad para relacionarse con los demás.
Sus efectos son muy dañinos para el organismo, produce importantes cambios fisiológicos que libera adrenalina, produce mayor volumen sanguíneo, incrementa la glucosa, modifica la presión arterial, acelera el ritmo cardíaco, retrae los músculos, libera ácidos gástricos, entre otras alteraciones.
A decir de los expertos, los trabajos con una fuerte carga de estrés se caracterizan por demanda excesiva, insatisfacción de necesidades, horarios extensos, sobrecarga laboral y riesgo físico, son algunos de los detonantes.
Por lo que, no debe ser tomado a la ligera ya que después de cierto tiempo conlleva a padecer enfermedades crónicas, por ello es inminente dar atención inmediata para gestionar las emociones y condiciones que lo detonan.