Las pérdidas económicas ocasionadas por los desastres casi se han cuadruplicado a nivel global: de un promedio de 50 mil millones de dólares anuales en la década de los 80, a unos 200 mil millones de dólares en la última década, afirmó Irasema Alcántara Ayala, académica del Instituto de Geografía (IGg).
La exdirectora de la entidad universitaria apuntó que los desastres ocurren en todos los países, sin importar su nivel de desarrollo económico. No obstante, las personas más pobres son las más afectadas, dijo en el marco del Día Internacional para la Reducción de los Desastres, que se conmemora hoy, 13 de octubre.
De acuerdo con el Banco Mundial, en los últimos 20 años en naciones con bajos ingresos se produjeron un poco más de la cuarta parte de las inundaciones, además de registrarse casi un 90 por ciento de las víctimas relacionadas con esos eventos.
Irasema Alcántara recordó que hace unos días el huracán Matthew afectó a diferentes países del Caribe, entre ellos Haití, en donde casi 70 por ciento de la población vive en condiciones de pobreza extrema; esto sin haberse recuperado aún del sismo de 2010, que provocó la pérdida de más de 222 mil 500 vidas y 3.8 millones de personas afectadas.
Matthew se encargó de traer a la memoria los altos niveles de vulnerabilidad y exposición de la población haitiana ante diversas amenazas naturales. Cifras oficiales de la Dirección de Protección Civil de Haití indican que hasta el jueves 11 de octubre se habían registrado 473 muertos, 339 heridos y 75 desaparecidos.
Asimismo, acotó la investigadora, el número de evacuados ascendió a 175 mil 509 personas, distribuidas en 224 refugios temporales. Además, de acuerdo con la UNICEF, entre los 2.1 millones de personas afectadas, unas 894 mil 57 son niños, y casi un millón 410 mil 774 haitianos necesitan ayuda humanitaria, incluidos 592 mil 581 infantes.
Los desastres no tienen fronteras
Los desplazamientos de haitianos como consecuencia de la nueva catástrofe que vive ese país son evidentes, incluso en México. Según algunas organizaciones no gubernamentales, cada 24 horas llegan a Tijuana, Baja California Norte, más de 700 haitianos provenientes de Chiapas, con la intención de solicitar asilo en Estados Unidos, situación que se ha transformado en una emergencia humanitaria, resaltó.
Sin embargo, ésa es sólo una de las múltiples aristas negativas que conlleva la ocurrencia de desastres, por lo que, a nivel global, y en particular en aquellos países menos desarrollados, se requiere la puesta en marcha de estrategias eficaces y eficientes encaminadas a disminuir las condiciones de vulnerabilidad de las comunidades y el manejo integral del riesgo.
Finalmente, Alcántara Ayala puntualizó que la sensibilización, preparación y conocimiento son una brújula ineludible para la gestión integral del riesgo de desastre. Por consiguiente, es necesario transitar de la generación de la información al conocimiento. Sin embargo, la disponibilidad de información no garantiza su capitalización como conocimiento, y el conocimiento por sí mismo no es suficiente si no está dirigido a la implementación y práctica con un sentido ético y de corresponsabilidad.
Este año, la efeméride se enfoca en la campaña “Vivir para contarlo: sensibilización y concientización para la reducción de la mortalidad”, cuyo fin es brindar una plataforma que aliente a los gobiernos –y a todos los actores involucrados en el manejo del riesgo de desastres, incluidas la comunidad científica y la sociedad civil– a exponer las actividades que se desarrollan para promover la implementación del Marco de Sendai para la Reducción del Riesgo de Desastres.