- Científicos del CIIEMAD aplican mejoras en técnicas de sembrado y trabajan en el diseño de biodigestores para el reúso de desechos orgánicos y la construcción de presas para cultivo de peces
- Las comunidades otomíes asentadas en el estado de Querétaro son consideradas de alta marginación social y rezago económico
Ante las consecuencias del Cambio Climático que producen variaciones en los ciclos hidrometeorológicos mixtos, que impactan las actividades agrícolas de las comunidades otomíes asentadas en el estado de Querétaro, especialistas del Instituto Politécnico Nacional (IPN) implementaron un plan de rescate para impulsar mejoras en las técnicas de sembrado y trabajan en el diseño de biodigestores para el reúso de desechos orgánicos, además de la construcción de presas de gavión para el cultivo de peces.
El investigador del Centro Interdisciplinario de Investigación y Estudios sobre Medio Ambiente y Desarrollo (CIIEMAD), Pedro Joaquín Gutiérrez Yurrita y un equipo de científicos a su cargo llevan a cabo el proyecto Vulnerabilidad y Adaptación al Cambio Climático de las Comunidades Indígenas de la Sierra Otomí, el cual establece que los lugares donde habitan los otomíes son vulnerables a las variaciones de los ciclos hidrometeorológicos mixtos, que impactan directamente en antiguas prácticas de agricultura que emplean para su subsistencia, motivo por el cual sufren de extrema pobreza y marginación social.
Subrayó que las comunidades otomíes en esta región no superan las mil personas y la mayoría de sus habitantes viven en condiciones de alta marginación social y vulnerabilidad ambiental. “El salario mínimo es de los más bajos del país, carecen de servicios básicos (salud y educación), sufren desnutrición y violencia intrafamiliar, además de que es muy difícil que puedan encontrar trabajo”, precisó.
El equipo de científicos apoya a los otomíes con proyectos de impacto social para mejorar las técnicas de sembrado en huertas para la obtención de alimentos, la creación de biodigestores para el reúso de desechos orgánicos como fertilizantes y la construcción de presas de gavión para el cultivo de peces y retención del agua.
Gutiérrez Yurrita manifestó que la región habitada por las comunidades otomíes ha sufrido un continuo deterioro ecológico, como consecuencia de la tala clandestina de los bosques y la sobreexplotación de la tierra para actividades agrícolas, industriales y urbanas, así como por el crecimiento de la población de las comunidades que viven en la montaña.
Enfatizó que por todos estos factores es necesario aplicar la ciencia y la tecnología para que los otomíes mejoren sus técnicas de cultivo, se lleve a cabo una reforestación y se diversifiquen sus actividades productivas, además de generar ensilados (procesos de conservación del forraje basados en una fermentación láctica del pasto) para fertilizar las tierras.
Finalmente, el investigador politécnico dijo que con el Doctorado en Conservación del Patrimonio Paisajístico que se imparte en el CIIEMAD se fortalecerán las líneas de trabajo social para propiciar un mayor acercamiento con las comunidades con alta marginación.