Con la amenaza de imponer aranceles a todas las importaciones mexicanas ahora en un segundo plano, el presidente Donald Trump trató el lunes de clamar victoria incluso cuando algunos rivales lo criticaron por vender un acuerdo que en su mayoría incrementa los esfuerzos existentes.
Trump defendió el acuerdo alcanzado por los negociadores estadounidenses y mexicanos para evitar el arancel del 5% que entraría en vigor este lunes como medida de presión para que México hiciera más para detener el flujo de migrantes centroamericanos.
El mandatario presumió que México aceptó más de lo que se reveló en el anuncio del viernes, y dijo que “uno en particular” que no se informó se daría a conocer “en el momento adecuado”.
“Hemos firmado y documentado completamente otra parte muy importante del acuerdo de Inmigración y Seguridad con México, uno que Estados Unidos estuvo pidiendo durante años”, escribió Trump en Twitter el lunes por la mañana, afirmando que sería “revelado un futuro no lejano y necesitará un voto del cuerpo legislativo de México”.
“No anticipamos un problema con la votación”, agregó, “pero, si por alguna razón la aprobación no llega, los aranceles se restablecerán”.
Representantes de la Casa Blanca no respondieron de momento a las solicitudes de comentarios sobre lo que Trump hacía referencia. Pero podría aludir a la idea de que México se convierta en un “tercer país seguro”, lo que dificultaría que las personas de otros países que viajen por el territorio mexicano soliciten asilo en Estados Unidos.
Un alto funcionario del gobierno estadounidense dijo el fin de semana que México se había mostrado abierto a la idea durante las negociaciones y que era algo que los países continuarían discutiendo en los próximos meses. El funcionario habló bajo condición de anonimato para compartir detalles de reuniones en privado.
México, sin embargo, se ha opuesto desde hace tiempo a la idea de ser el tercer país y su secretario de Relaciones Exteriores, Marcelo Ebrard, dijo el viernes que México lo rechazó. El canciller agregó que “Estados Unidos propuso en la primera reunión tener un tercer país seguro, que no es el caso”.
Los tuits se produjeron en medio de cuestionamientos sobre qué tanto del acuerdo, que fue anunciado con gran fanfarria el viernes, realmente era nuevo. Incluía un compromiso de México, por ejemplo, para desplegar elementos de su Guardia Nacional a la frontera sur del país con Guatemala. Sin embargo, México ya pretendía hacer eso antes de la amenaza de Trump y se lo había dejado claro a las autoridades estadounidenses. Los funcionarios mexicanos han descrito su compromiso como un despliegue acelerado.
Estados Unidos también celebró el acuerdo de México para acoger un programa que fue implementado hace unos meses en el que algunos solicitantes de asilo son regresados a México mientras esperan que sus casos sean procesados. Pero las autoridades estadounidenses ya habían empezado a trabajar para expandir el programa, que ha permitido el regreso de unos 10.000 migrantes al país, sin que el gobierno mexicano lo recociera públicamente.