En el mundo, aproximadamente 600 millones de adultos de 30 a 50 años de edad son propensos a sufrir dolor en la parte baja de la espalda, conocida como lumbalgia.
Este padecimiento ocurre por distintas causas y aumenta su prevalencia en la medida que avanza la edad; cuando no es tratado adecuadamente puede ocasionar recaídas frecuentes e impedir realizar actividades cotidianas, provocando periodos prolongados de incapacidad.
“Es aventurado decir que por un dolor de espalda aumente la mortalidad, como sostienen algunas publicaciones en medios digitales, lo que sí es una realidad es que se trata de un problema de salud pública, porque disminuye la capacidad laboral y provoca ausentismo”, afirmó Sergio Alberto Mendoza Álvarez, académico de la Facultad de Medicina (FM) de la UNAM.
El médico internista y profesor del posgrado de Medicina Interna de la FM añadió que quienes sufren de lumbalgia deben saber qué medidas de tipo no farmacológico pueden realizar, como ejercicios de estiramiento o flexión, para evitar deteriorar su calidad de vida. “Es un padecimiento que debe ser atendido de forma multidisciplinaria”.
La lumbalgia es el dolor en la zona lumbar, que va desde la parte inferior de las costillas hasta el pliegue inferior del glúteo. Se clasifica en aguda, subaguda y crónica; la primera, es de inicio súbito y dura menos de seis semanas; la subaguda va de seis a 12 semanas, y la crónica dura más de 12 semanas y puede ser intermitente por años.
“Los médicos de primer contacto deben saber identificar los factores de riesgo y las causas para tener un diagnóstico acertado”, subrayó el académico.
Existen varias causas de este padecimiento; el 90 por ciento se debe a procesos benignos y el 10 por ciento a hernia de disco, osteoartrosis, artritis reumatoide, tumores o infecciones. Para el diagnóstico se debe tomar en cuenta “la higiene de la columna”, factores psicosociales, actividad física, buenas condiciones laborales (menos tensión y estrés), tener el peso ideal y una buena postura.
“La mayoría de los dolores de espalda se relacionan con factores psicosociales o laborales, como obesidad, inactividad física, cargar objetos pesados, recibir golpes a causa de accidentes o por estar de pie o sentado por tiempo prolongado. Esto puede ocasionar torsión o flexión excesiva de los músculos en esa zona”, dijo Mendoza Álvarez.
Finalmente, para tener una mejor calidad de vida con este padecimiento recomendó: acudir con el médico para saber qué lo causa, suspender actividades con alta carga muscular que incrementen el dolor, mantener reposo de la carga muscular habitual, realizar actividades cotidianas de menor esfuerzo, evitar la inactividad, realizar ejercicios de flexión, extensión, estiramiento y de fortalecimiento muscular.