Sería un verdadero peligro para México y el mundo, para la paz y la estabilidad internacionales, la llegada de individuos de ultraderecha, viscerales e irreflexivos, como Donald Trump o Ted Cruz, a la presidencia de los Estados Unidos, aseguró Eduardo Rosales Herrera, profesor-investigador de la Facultad de Estudios Superiores (FES) Acatlán.
Ellos son guerreristas; tienen un tono en su discurso de guerra fría, de confrontación, que ya provoca miedo en varios países latinoamericanos. En ese sentido podría haber escenarios conflictivos con una presidencia republicana, sostuvo, por su parte, José Luis Valdés Ugalde, investigador del Centro de Investigaciones sobre América del Norte (CISAN) de la UNAM, en conferencia de medios.
Luego de los resultados de la jornada electoral de ayer, conocida como “súper martes”, a la cual se definió como la crónica de un resultado anunciado –donde Hillary Clinton se consolidó como candidata del Partido Demócrata, y Trump, como favorito para el Republicano–, Rosales consideró preocupante que un individuo como Ted Cruz pueda llegar a la presidencia ya que es la “otra cara de la misma moneda”, sólo que con un discurso mejor estructurado, pero igualmente agresivo que el del empresario norteamericano.
Consideró que hasta ahora, el Partido Republicano se ha visto lento de reflejos y carente de oficio político. “Ha faltado inteligencia, valentía y humildad para alejarse de intereses individuales y sectoriales, y cerrar filas en torno a un solo candidato que pueda hacer frente a Trump. Hacerlo ahora ya parece una reacción tardía”.
Valdés Ugalde dijo que tales posiciones radicales han llegado a incomodar a las estructuras tradicionales de un partido que ve en ese precandidato un extremismo tal que les impida ganar la presidencia. “Se trata de un “frankenstein” producido por el mismo partido, al que no se han atrevido a bajar del pódium y ponerlo en su lugar”.
Cruz, en tanto, es un radical de derechas, con posiciones muy duras en relación con temas sensibles para la sociedad estadounidense, como el derecho de las mujeres a decidir sobre su embarazo, el matrimonio de personas del mismo sexo o la migración, añadió.
Ernesto José Padilla, de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales, refirió que Trump representa un resquebrajamiento del establishment estadounidense y pone a temblar a las estructuras internas del partido que representa. Al hacer un análisis de su discurso, se encuentra que existe un 75 por ciento de variable emocional, y sólo 25 es racional.
En cuanto a la precandidata demócrata, Rosales señaló que ha corrido su discurso hacia la izquierda, para recoger las aspiraciones de los simpatizantes del senador de Vermont, Bernie Sanders. Clinton tiene todo a su favor y de llegar a la presidencia establecería una línea de continuidad con su antecesor, Barak Obama.
Valdés recordó que, históricamente, las minorías han apoyado al Partido Demócrata; los afroamericanos y los latinos serán sus votantes potenciales, lo mismo que las mujeres, dada la postura misógina de Trump. Tendremos a la población latina, y particularmente mexicana, votando por el único partido que le puede dar la posibilidad de una reforma migratoria comprensiva, regularizar a un buen número de migrantes en EU y detener ataques racistas por parte de la policía blanca.