Sólo 11% de los recién nacidos recibió leche materna

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La leche materna siempre será el mejor alimento para el recién nacido, ya que está cargada de los nutrientes necesarios para que el nuevo bebé tenga un adecuado desarrollo físico y cognitivo. Sus beneficios no sólo se limitan al recién nacido, también impactan de manera positiva a la madre.

Además de reforzar el vínculo entre ambos, que el recién nacido se alimente con leche materna durante la primera hora de vida es elemental; ya que durante este período de tiempo es cuando se consume el calostro o primera leche, el cual es rico en factores de protección. A esta práctica se le conoce como lactancia temprana, la cual es determinante para la buena salud del nuevo bebé.

De acuerdo con datos del Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF, por sus siglas en inglés) los niños que lactan de manera temprana, tienen seis veces más probabilidades de sobrevivir a enfermedades como la diarrea y la neumonía, consideradas entre las principales causas de mortalidad en la infancia, debido a los anticuerpos que contiene este alimento.

Pero ¿qué pasa con aquellas madres o hijos que presentan condiciones de salud que no les permiten amamantar o lactar?

Las mujeres que viven con condiciones como el Virus de Inmunodeficiencia Humana (VIH), que se han sometido a tratamientos de quimioterapia o radiación, se ven en la necesidad de encontrar otras alternativas que les permitan alimentar a sus bebés de una manera adecuada.

“La lactancia siempre es lo más recomendado, pero cuando el infante o la madre presentan condiciones de salud especiales, un sustituto de leche materna es la mejor opción para los recién nacidos” aseguró la Dra. María Alejandra Valdés Figueroa, médico pediatra especialista en neonatología por la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).

Son pocos los casos, pero en ocasiones los bebés pueden nacer con Enfermedades Raras relacionadas con trastornos del metabolismo, o la madre puede presentar enfermedades infecciosas, como el Virus de Inmunodeficiencia Humana (VIH), en donde la lactancia está contraindicada.

“En el caso de los recién nacidos, además de las enfermedades raras que afectan el metabolismo, hay algunos que pueden sufrir de galactosemia, un padecimiento hereditario causado por una deficiencia enzimática que hace que los bebés no puedan procesar ningún tipo de leche; incluso la materna. Es por ello que llegan a necesitar consumir una fórmula especial que contenga los nutrientes necesarios para su desarrollo”, agregó la médico pediatra.

La galactosemia es una condición médica que se distingue por la incapacidad del organismo de un recién nacido para metabolizar la galactosa, que es el tipo de azúcar que contiene la lactosa de la leche. Esta enfermedad ocasiona que los bebés no puedan digerir la leche, por lo que la galactosa ingresa en el torrente sanguíneo sin ser procesada, llegando a ocasionar daños en el hígado, riñones y sistema nervioso central y otras partes del cuerpo.

De acuerdo con la especialista en neonatología, lo ideal es que un recién nacido se alimente exclusivamente con lecha materna hasta los seis meses, sin embargo, si el bebé o la madre presentan alguna condición que se los impida, es importante que el infante consuma una fórmula infantil de calidad. Los bebés de semanas o meses, no pueden consumir leche de vaca, ni ningún otro tipo de bebidas como el atole, ya que su intestino no está desarrollado para hacerlo y pueden llegar a presentar problemas digestivos.

“En estos casos excepcionales en los que no se puede lactar, es muy importante que el médico prescriba una fórmula de calidad que se adapte a las necesidades nutrimentales del infante. Este alimento no debe contener azúcares que dañen el sistema digestivo del bebé y deben ser lo más similares a los que contiene la leche humana o se corre el riesgo de alterar la flora intestinal, un conjunto de bacterias que son esenciales para la salud de los humanos, especialmente del recién nacido.”

La Dra. Valdés también agregó que en el caso de los niños que son intolerantes a la galactosa, existen fórmulas desarrolladas especialmente para esta condición.

Para finalizar, la Dra. Irma Ceja Martínez, gerente de endocrinología y nutrición de Grupo PiSA, puntualizó que durante los primeros seis meses de vida, los infantes sólo deben consumir leche humana o fórmulas de calidad que incluyan lactosa (en caso de que no esté contraindicada), ya que esta sustancia es la principal fuente de energía para el desarrollo del nuevo bebé.

La OMS recomienda la lactancia materna exclusiva desde una hora después del nacimiento hasta los 6 meses, a partir de esta edad se puede comenzar a introducir otros alimentos a la dieta del bebé como papillas, mientras se continúa amamantando hasta los 2 años o más.

Según datos de la última Encuesta Nacional de la Dinámica Demográfica (ENADID) del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI) en México sólo 11% de los recién nacidos recibió leche materna de forma exclusiva durante los primeros seis meses de vida.