5 pasos para atender la sepsis, primera causa de muerte por infección

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A pesar de los avances en la medicina moderna como vacunas, antibióticos y cuidados intensivos, la sepsis, mejor conocida como “envenenamiento de la sangre”, sigue siendo la causa principal de muerte por infección a nivel mundial. Se estima que cada 3 a 4 segundos una persona fallece por esta complicación1.

La sepsis es una reacción anómala que el cuerpo humano presenta ante una infección provocada por bacterias u otros microorganismos, dañando gravemente tejidos y órganos del sistema inmunológico, poniendo en peligro la vida de las personas. La Organización Panamericana de la Salud (OPS), estima que cada año a nivel mundial, aproximadamente 31 millones de personas sufren un episodio de sepsis y 6 millones de éstas, fallecen a causa de la sepsis avanzada2. En México, la sepsis se ha posicionado como una de las 20 principales causas de mortalidad en adultos y niños con 3,805 muertes registradas anuales, según datos del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI, 2015).

En el marco del Día Mundial de la Sepsis, Becton Dickinson México (BD) se une al llamado nacional e internacional de diversos organismos de salud para fomentar mejores prácticas médicas que garanticen un diagnóstico oportuno de sepsis, así como el uso de sistemas de identificación precoz y tratamiento de emergencia estandarizado para disminuir la mortalidad mundial por esta condición infecciosa.

“Para BD la seguridad y el bienestar de los pacientes son su prioridad y por ello trabajamos en conjunto con las diversas instituciones interesadas en mejorar las prácticas de diagnóstico clínico ofreciendo nuestras soluciones de tecnología médica que ayudan a mejorar la asistencia sanitaria, aumentar las eficiencias y reducir los costos de servicios de salud en México” enfatizó Juan Pablo Solís, Vicepresidente y Gerente General de BD para México, Centroamérica y Caribe.

Sin importar cuán saludable sea un individuo o el estilo de vida que lleve, la sepsis afecta a todos los grupos de edad en todos los lugares del mundo. Sin embargo, los grupos de personas con mayor riesgo de contraer sepsis son neonatos, embarazadas, adultos mayores de 60 años, personas sin bazo, pacientes hospitalizados, así como aquellos con enfermedades crónicas como la diabetes, enfermedades renales y hepáticas o un sistema inmunológico débil con padecimientos como leucemia o SIDA3.

La sepsis es ante todo una emergencia sanitaria que requiere tratamiento oportuno e inmediato, sin embargo, el costo humano de la sepsis es inconmensurable. Tan solo en Estados Unidos, la Agencia de Investigación y Calidad de Salud (AHRQ) colocó a la sepsis como la condición de mayor costo en hospitales, con un gasto de más de $20 billones de dólares en 2011, aumentando cada año un 11,9%.

Esta complicación, con frecuencia, pasa inadvertida o es diagnosticada incorrectamente en sus primeras manifestaciones cuando aún podría ser tratada de forma eficaz. Infecciones relacionadas al torrente sanguíneo, a las vías urinarias o en la zona abdominal, así como la neumonía o meningitis, sin algunas afectaciones que causan sepsis. Para hacer frente a los altos costos en atención médica y otros retos de esta patología, existen 5 elementos clave en la lucha contra la evolución de la sepsis:

Detectar a los pacientes con probabilidad de sepsis para realizar los estudios pertinentes y ajustar el tratamiento a la infección primaria.
Identificar las infecciones resistentes a los antibióticos provocadas por la automedicación y uso inadecuado de los pacientes. Por eso, los antimicrobianos deben ser recetados por un médico que vigile el tiempo de duración, dosificación y modificaciones basadas en cultivos y hallazgos clínicos de diversas infecciones.
Agilizar la entrega de los resultados de laboratorio para disminuir el tiempo de estancia de Urgencias y Unidades de Cuidados Intensivos.
Mejorar la toma de muestras de laboratorio y la calidad de las mismas dando lugar a resultados más rápidos y uniformes, con mayor precisión diagnóstica evitando muestras de baja calidad, o re-tests.
Utilizar plataformas y herramientas diagnósticas que den un dictamen más rápido, preciso y apropiado para tomar decisiones clínicas más efectivas, incluyendo medidas para determinar de manera apropiada el tratamiento del paciente.