Escritoras e investigadoras charlan respecto a la contribución de las mujeres en la construcción de la Patria

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Ciudad de México.- En el marco de las celebraciones por el 209 aniversario del inicio de la Independencia de México, el Instituto Nacional de Bellas Artes y Literatura (INBAL) realizó la charla Patria, mujeres y literatura, en la cual se revisaron los aportes de mujeres escritoras en la definición y construcción del concepto de Patria.

En la Sala Manuel M. Ponce del Palacio de Bellas Artes, se reunieron las escritoras e investigadoras Marisa Trejo Sirvent, Maricruz Patiño, Beatriz Saavedra Gastélum, Tayde Acosta Gamas y  Patricia Camacho Quintos, quienes se refirieron a un grupo de mujeres que con su trabajo “revolucionaron el concepto de Patria en las letras mexicanas”.

La escritora Marisa Trejo, autora de ensayos, poemarios y textos académicos, se refirió a las aportaciones de la mujer en México desde la época prehispánica. Aseveró que las civilizaciones originarias consiguieron un refinado desarrollo artístico con la valiosa participación de las mujeres.

En general, dijo, su lucha por mantener sus tradiciones, cultura y sobre todo una manera filosófica de ver y asumir la vida, aún despierta admiración en el extranjero. “La poesía náhuatl y los pueblos mayas y quichés legaron a Mesoamérica libros como el Popol Vuh, el Chilam Balam, el Rabinal Achí y el Memorial de Sololá, y habría que ahondar en esas fuentes para encontrar verdaderamente el significado de la palabra Patria”, consideró.

En el panorama de la literatura de la Colonia, agregó, surgió la figura de sor Juana Inés de la Cruz, “criolla y mexicana por nacimiento, heredera de un conocimiento que no se circunscribió a la literatura, sino que se extendió a las ciencias” y que la investigadora Magdalena Galindo considera, “por el momento histórico en que surge y por derecho propio, la verdadera fundadora de la cultura mexicana”.

Para la escritora Maricruz Patiño, poeta y ensayista, el papel de la mujer en la construcción de la Patria ha permanecido invisible, pero ha estado presente en todas las épocas. “México es un amplio territorio habitado poéticamente por sus mujeres. A lo largo de esta centuria la voz poética femenina ha dejado constancia de su visión sobre la Patria, la historia, los paisajes y las costumbres, en una lírica que se nutre de un universo muticultural”, dijo.

Agregó que desde los poemas en náhuatl hasta la literatura de los siglos XX y XXI, las poetas han contribuido a conformar un mosaico multilingüe, han creado una conciencia propia y, en consecuencia, una identidad, al establecer un diálogo con la nación en todas sus etapas históricas, desde sor Juana y María Dávalos, Ana Zayas, Josefa González Cossío, hasta mujeres periodistas como Alicia Zendejas en el siglo XX y las maestras normalistas.

En su momento, la escritora Beatriz Saavedra expresó que la poesía escrita por mujeres en los albores del siglo XXI integra un corpus que muestra la mirada de dignas representantes del oficio, no obstante, es desde el siglo XX cuando estas voces cobraron fuerza y alcanzaron reconocimiento paulatino, pues en el pasado sólo sor Juana había destacado como figura definitiva en el campo de las letras.

En ese sentido, subrayó, las escritoras forjaron su oficio y ganaron un lugar para las generaciones posteriores, una de ellas fue Griselda Álvarez, quien con su obra abrió brecha a todas ellas. “La poeta y política se destacó por una obra distinta, pues se rebeló contra la definición clásica de mujer a quien se le negaba el uso de la palabra y mostró una faceta más dignamente humana: el lenguaje de la libertad”.

Tayde Acosta, autora de uno de los libros fundamentales sobre Antonieta Rivas Mercado, comentó que para realizarlo se introdujo en la intimidad del personaje, en el contexto que le tocó vivir y en su ideal de Patria. “Para ella, la idea de la Patria tuvo muchas vicisitudes, pues al ser parte de una élite privilegiada en México a principios del siglo XX, se enfrentó a una visión diferente al irrumpir la Revolución.

“Igual sucedió en etapas posteriores de su vida: cuando triunfó Álvaro Obregón, cuando trabajó con el grupo Contemporáneos, cuando apostó por José Vasconcelos. Todos ellos fueron momentos en los que la idea de Patria cambió, de tal forma que cuando decidió salir del país le dijo a Andrés Henestrosa el porqué de su partida: Yo ya no tengo Patria. Con su muerte prematura, no llegó a ver el esplendor alcanzado por la Patria durante la época de Lázaro Cárdenas, que se acercaba a su idea de nación”.

Mientras tanto, la investigadora Patricia Camacho Quintos se refirió a Nellie Campobello, quien a través de la literatura y de la danza “trabajó por un ideal de Patria que finalmente fue superado por el propio mito creado en torno a ella”.

Consideró que sus aportes a la literatura y a la danza fueron ignorados en su momento, por lo que hoy en día es necesario rescatarlos y revalorarlos, más allá del mito de su desaparición forzada en los años ochenta del siglo XX.

La coordinadora nacional de Literatura del INBAL, Leticia Luna, expresó que en México el canon de la literatura se ha definido, en su mayor parte, a través de “escritores que parten de una estructura cultural definida y mediante ella se refleja el acontecer y el pensamiento de lo que ocurre en nuestro país, ya que la literatura funge como un espejo de nuestra cultura”.

Sin embargo, aseveró, también existe otra cara de nuestras letras: la realizada por las mujeres y que durante mucho tiempo “ha pasado casi desapercibida”. No obstante, dijo, siempre ha estado presente. Escritoras como Nellie Campobello, Antonieta Rivas Mercado, Rosario Castellanos y Griselda Álvarez, principalmente, han sido “parte fundamental de la literatura mexicana, porque con sus letras y acciones en el ámbito cultural y social de nuestro país han contribuido a definir el concepto de Patria en la literatura”.