El diputado José Salvador Rosas Quintanilla (PAN) propuso exhortar a la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales, rediseñe su estrategia de difusión mediática, acerca de la compra y venta de psitácidos u otras aves endémicas, pues su tráfico es uno de los principales problemas ecológicos a los cuales México se enfrenta, especialmente en el caso de los loros.
Indicó que endémicamente, el país tiene 22 especies de psitácidos, familia de aves a la cual pertenecen pericos, loros y guacamayas. De esas, 21 variedades están en riesgo: 11 en peligro de extinción, seis amenazadas y cuatro bajo protección especial; es decir, el 95 por ciento de ellas.
En un punto de acuerdo que analiza la Comisión de Medio Ambiente, Sustentabilidad, Cambio Climático y Recursos Naturales, detalló que el tráfico de especies animales se ha posicionado como una de las actividades predilectas del comercio ilegal, ocupando el cuarto puesto en ganancias por concepto del comercio indebido de mercancías conforme a datos de la Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito.
Sus ganancias, las cuales rondan entre los ocho mil y diez mil millones de dólares anuales, se originan por medio de múltiples redes que se extienden por una cantidad vastísima de países, cubriendo casi todo el planeta.
Rosas Quintanilla señaló que de acuerdo con cifras de 2017, se extraen 78 mil psitácidos del país comerciados en todo el mundo. Por desgracia, “ante la forma ilegal de su tráfico y las pocas medidas de precaución, se estima que siete de cada 10 aves perecen antes de llegar a su destino”.
Además, la posición geográfica no es benevolente con México al estar situado al lado de uno de los principales mercados de consumo de aves: Estados Unidos. Se estima que cerca del 35 por ciento de los animales pasan por México antes de poder ser comercializados en dicha nación, la cual prohibió la mercantilización de aves exóticas en 2005.
“Con esto, la función del mercado mexicano se enfocó en ser un lugar de transición de las mercancías, las cuales buscan ser introducidas de manera ilegal en territorio estadounidense. Por estas razones su posesión está estrictamente prohibida en el país, aunque tradicionalmente han formado parte de las mascotas predilectas de los mexicanos, aspecto que ha sido difícil de erradicar ante el fuerte componente tradicional de trasfondo”, añadió.
Los efectos de esta actividad, agregó, dañan la estructura de los ecosistemas, a los cuales se les extraen agentes de peso como son las aves. “De continuar con esa tendencia, las consecuencias pueden ser irreversibles para los ecosistemas, para la preservación de la especie y el mantenimiento del bienestar de la ciudadanía y el resto de variedades que dependen de la reproducción de éstos para continuar con sus respectivas vidas”.
Por ello, planteó exhortar a las autoridades pertinentes a tomar cartas en el asunto para prevenir este delito, que no solamente es monetario, sino atenta contra la vida entera de comunidades que dependen de la reproducción de los ecosistemas de los cuales subsisten.
Solicitó exhortar a la Fiscalía General de la República y a la Secretaría de Seguridad y Protección Ciudadana, a redoblar esfuerzos en los procesos de investigación, confiscación y asignación de responsabilidades relacionadas al tráfico ilegal de psitácidos u otras aves endémicas de acorde a la normatividad vigente.