Por BLAS A. BUENDÍA
Algo más de Evo Morales.
Pese a todo, el presidente depuesto nunca solicitó el refugio político a México, sino más bien, el gobierno del izquierdista populista Andrés Manuel López Obrador se automatizó para ofrecerle un mediático salvoconducto y “cumplir” un sui géneris “asilo político turístico”, por lo que esta acción “diplomática” quedó clasificada como una actuación simulada con niveles de connotación internacional, que soslayan y deteriora el espíritu de la Doctrina Estrada y la propia imagen de México ante los ojos del mundo.
De tal suerte que la Doctrina Estrada (nombrada por su autor como Doctrina mexicana) es el nombre del ideal central de la Política Exterior de México desde 1930. Su nombre se deriva de Genaro Estrada, secretario de Relaciones Exteriores durante la presidencia de Pascual Ortiz Rubio, que la redactó y publicó mediante un comunicado de dicha secretaría el 27 de septiembre de 1930.
Esta Doctrina se manifiesta en contra de que los países decidan si un gobierno extranjero es legítimo o ilegítimo, especialmente si este proviene de movimientos revolucionarios. La Doctrina Estrada contradecía la costumbre de su época, que cada país debía reconocer al gobierno de otro país para que este fuera considerado válido o legítimo. Igualmente se mostraba en contra de la Doctrina Tobar y del intervencionismo.
La Doctrina Tobar es el nombre con el que se conoce a una exhortación hecha por el canciller de Ecuador Carlos R. Tobar en 1906. En esta se declara que los gobiernos latinoamericanos, en defensa de la legítima democracia, deben evitar dar reconocimiento a los gobiernos de facto, gobiernos surgidos a partir de acciones de fuerza.
Dentro de su texto, La ley Tobar declara: “Las repúblicas americanas por su buen nombre y crédito, aparte de otras consideraciones humanitarias y altruistas, deben intervenir de modo indirecto en las discusiones intestinas de las repúblicas del Continente. Esta intervención podría consistir, a lo menos, en el no reconocimiento de los gobiernos de hecho surgidos de las revoluciones contra la Constitución”.
En consolidación con las tesis anteriores, recobra mayor interés el legado filosófico del presidente Benito Juárez: “Entre los individuos, como entre las naciones, el respeto al derecho ajeno es la paz”.
Reportero Free Lance
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