Miller y Capote describieron la hipocresía de una sociedad puritana

0
439

La biblioteca de Arcadia

Dos miradas a la clase alta de la sociedad estadounidense en distintos periodos de la historia: la preguerra y los años 60, revelan que nada ha cambiado en ese país al paso del tiempo. Así se desprende de la lectura de sendas obras de los controvertidos escritores norteamericanos Henry Miller y Truman Capote, que a través de una óptica cáustica, irónica y brutalmente realista describen la vida cotidiana de individuos obsesionados con el ‘glamour’, la moda, la conservación del cuerpo esbelto y la posesión de bienes materiales, que son amantes del buen vivir, incluida la experimentación con sustancias adictivas y las prácticas sexuales desenfrenadas.

Se trata de “Nueva York. Ida y vuelta” de Henry Miller, publicada por Editora y Distribuidora Hispanoamericana (Edhasa) en una primera edición en español de octubre de 2013, y de “Plegarias atendidas” de Truman Capote, que bajo el sello Debolsillo puso en circulación en 2015 Random House Grupo Editorial en una edición inaugural en español.

La obra de Miller (Yorkville, Nueva York, 1891-Los Ángeles, California, Estados Unidos, 1980) de 189 páginas, es más un diario que una novela, escrito desde el yo y la subjetividad propia del autor a manera epistolar dirigida a su íntimo amigo Alfred Perlès -escritor austriaco-, a quien conoció en París a principios de la tercera década del siglo XX. Es una larguísima carta en la que plasma sus impresiones y reflexiones escandalosas e incluye una amena descripción de su viaje, que configura un retrato tan cómico como genial del autor y de su lugar de nacimiento: Nueva York. En este volumen se agrega también otra misiva del autor ‘Vía Dieppe-Newhaven’, donde narra un malogrado viaje a Londres desde París.

“Nueva York. Ida y vuelta” es un libro escrito para sí mismo, lleno de divagaciones de una actualidad que es 1935 y que es ahora, con personajes que utilizan estructuras de pensamiento que les son ajenas, mientras buscan la claridad en sus mentes desordenadas; en su escritura hay visos de demencia, necesidad de ser más salvaje, de atarse menos a cualquier norma, es el Miller transgresor, rebelde y libérrimo.

Este diario epistolar deja al lector un sabor agridulce porque arremete contra la puritana hipocresía de la sociedad estadounidense de su época y en su pasión por llegar al hombre en su totalidad Miller no podía prescindir de lo feo o lo sórdido, pero su narración también incluye pasajes jocosos.

Los textos de Miller, carentes de una estructura convencional y una narrativa lineal, se vinculan a la exposición introspectiva desde un universo esencialmente masculino, con tendencia a la exposición erótica y el proceder nihilista, con una esencia libertaria y vitalista; este autor se inmiscuye en los pliegues más densos del pensamiento y el alma humanos, ese existencialismo, al que no pudo en algún momento renunciar casi ninguno de los grandes creadores del siglo XX, lo cual le ganó la admiración de toda una generación de inconformes sociales durante las décadas de los 50 y 60 del siglo pasado, así como el reconocimiento internacional por considerársele uno de los precursores del postmodernismo.

Sus libros “Trópico de Cáncer”, “Trópico Capricornio” y “Nueva York. Ida y vuelta”, más que novelas, biografía o diarios, “son una poética perfumada de inconformismo y rebeldía cuyo propósito era echar por tierra todo ese puritanismo de aire acondicionado y Hot-dog, todos esos prejuicios raciales de una Norteamérica preocupada por hacer la guerra”, apunta la doctora en Literatura Española por la Universidad de Miami, Sonia Behar, en su investigación “La caída del hombre nuevo” (2009).

La filosofía de vida de Miller plasmada en su obra “Nueva York. Ida y vuelta”, es absolutamente transgresora, irreverente para con los clichés morales y estéticos de la sociedad de su tiempo. El dominante estigma erótico en sus textos impedía que sus otros talentos fueran apreciados; era un maestro de la cadencia, con un estilo avasallador y una autoridad en materia de escritura. El autor nunca admitió ningún tipo de límites en su vida ni en sus novelas, tampoco de índole sexual, lo cual provocó que su obra fuera prohibida en los países anglosajones, según conjetura la doctora Behar.

Crónica divertida y venenosa de la vida del jet-set estadounidense

“Plegarias atendidas”, novela póstuma e inconclusa del escritor Truman Capote (Nueva Orleans, 1924-Los Ángeles, California, Estados Unidos, 1984), pone al descubierto los excesos y la falta de valores de la comunidad cultural de Estados Unidos en la segunda mitad del siglo XX, con un estilo totalmente desenfadado, que hace de este libro una pieza interesante, aunque a veces resulta inconexo y hasta incoherente.

Con vertiginosos diálogos y agudeza desmitificadora, el escritor hace también un análisis del pequeño universo, entre aristocrático y mundano, de la sociedad acaudalada tanto de Europa como de la costa este de Estados Unidos. “Un ataque venenoso de Capote contra el mundo que le había convertido en objeto de adoración”, escribió Lise Friedman en la revista ‘Vogue’. Y es que, a través de un lenguaje sin tapujos, el autor deja a un lado los condicionamientos sociales y muestra lo que hay debajo de la alfombra.

“Plegarias atendidas” es una novela escrita en primera persona desde la perspectiva de P. B. Jones -una especie de doble fantasmagórico malvado de una persona viva-, un joven aspirante a escritor que comienza a narrar su vida y sus encuentros con distintas personalidades. Este protagonista, como un perfecto conocedor de las carencias humanas, se vale de su astucia, su versatilidad en el aspecto sexual y su amoralidad para rentabilizar a ambos lados del océano la necesidad de compañía, así como el gran vacío que sienten los ricos y famosos.

Así se convierte en testigo y partícipe de la vida de vicios, alcohol y frustraciones de esta élite internacional que se nutre de chismes banales, derroche y perversión, además de en un divertido cronista de las disparatadas vidas del jet-set, que Capote plasma con un lenguaje descarnado en ’Plegarias atendidas’; ello le valió que el crítico literario de la revista Time, R. Z. Sheppard, la considerara como “una irresistible muestra de malicia”.

En las páginas de este libro, con nombres reales o ficticios Capote se da el gusto de exponer lo peor de escritores, actores, millonarios, políticos y respetables damas, en una crítica demoledora del mundillo literario y de la cosmopolita clase alta europea y norteamericana de la época; su trama está llena de crueles diálogos, descripciones gráficas y morbosas que no dejan lugar a duda del dominio del escritor ante una narrativa mordaz y satírica, amarga y divertida que le da valor a su obra, aunque esté incompleta.

“Truman Capote construye en ‘Plegarias atendidas’ una galería de máscaras fulgurantes, una vasta feria de vanidades de la que se desprende, vertiginosa o estática, una visión diferente, muy particular, de la puritana sociedad estadounidense”, señala el crítico literario argentino Juliano Ortiz.

Mientras que en su libro ‘Tras el espíritu de Akenatón. Subversivos contemporáneos’ (Textos de Difusión Cultural. Dirección de Literatura, UNAM, 1998) el ensayista y narrador mexicano Gonzalo Valdés Medellín escribe: ‘Plegarias atendidas’ fue un triste legado de Capote, porque su propuesta de denunciar la corrupción moral y la debacle ética de una época sobrepasó negativamente sus expectativas, de suerte que resultó una novela mediocre y frívola que no corresponde al autor de ‘Otras voces, otros ámbitos’, ‘A sangre fría’ o ‘Desayuno en Tiffany´s’.

‘Plegarias atendidas’ es una obra de la cual queda al lector la duda sobre el epígrafe que Capote tomó de una idea de Santa Teresa: “Se derraman más lágrimas por las plegarias atendidas, que por las no atendidas”.