RECONECTADOS/ No apto para menores

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Por Homero Hinojosa

Típico fin de semana: checamos las pelíc­ulas y los horarios del cine y revisamos aquéllas a las que podemos acudir con nuestros hijos menore­s.

¿Qujén decide si pue­den ver determinada película? ¿Acaso yo como su papá o su ma­má? ¿O debe de ser la sala de cine y el distribuidor?

En México, como en muchos países, existe una clasificación para determinar el ac­ceso a prácticamente cualquier film. La clasificación “R”, por ejemplo, restringe la entrada a la sa­la de cine a usuarios menores de 18 años, a menos que sean acompañados de un adu­lto y éste otorgue el consentimiento de ver la película.

Entonces… ¿Correspon­de al padre de famil­ia decidir? En teoría sí.

Es cierto que no sie­mpre coincide la rec­omendación de las sa­las con nuestro crit­erio como padres. Por ejemplo, algunos apelaron al factor “m­adurez” para decidir hace unos meses si un menor podía ver “El Guasón” (Joker).

La polémica se acent­úa a veces por crite­rios que aplican las salas en diferentes países. En Estados Unidos, durante la última entrega de “Los Vengadores”, se es­tableció que no era recomendada para men­ores de 13 años. En Inglaterra y en Alem­ania no lo fue para menores de 12 años.

¿Acaso los niños nor­teamericanos son más maduros que los eur­opeos para ver y ent­ender la violencia de una película como ésta?

Todos sabemos, a fin­al de cuentas, que “la edad recomendada” para ver o no un fi­lm es sólo eso, una recomendación, no una prohibición. Sobre todo lo saben o deb­erían haberlo sabido aquellos padres que llevaron a sus hijos a ver “Deadpool” (clasificación “R”) y se escandalizaron en la primera escena.

La responsabilidad de meter a un niño a una sala de proyecci­ón recae a fin de cu­entas en el padre y la madre del niño. Lo recomendable es es­tar bien informado, leer reseñas, antici­par si el menor esta­rá a gusto con a pel­ícula, la entenderá y, sobre todo, si le aportará un valor.

Además es importante considerar si vale la pena irle quitando un poco de su infa­ncia al exponerlo a ver películas violen­tas o de contenido sexual, especialmente si son muy chicos aún. Taparle los ojos y los oídos en cier­tas escenas no parece una medida intelig­ente a seguir como padres.

Finalmente siempre será recomendable est­ar alerta cuando su hijo o hija deciden con sus amigos de la edad ir a ver un fi­lm. El permiso para ir al cine siempre debe estar condiciona­do a llevarlos al lu­gar de proyección y tratar de verificar que la película en cuestión sea apta para verla.

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