Aniversario 74 de la Monumental Plaza de Toros México

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Por CHRISTIAN BAUTISTA

La Plaza de Toros México es la plaza de toros más grande de México y la de mayor aforo en el mundo y la más importante en América. Está ubicada en sus inicios en la colonia Ciudad de los Deportes que ahora actualmente conocemos por Augusto Rodín # 241, colonia Nochebuena de la alcaldía Benito Juárez de la Ciudad de México.

Cuenta con una capacidad para 41.000 personas (sentadas), pero ha llegado a tener más de 50.000, estando dedicada casi exclusivamente a conciertos populares, eventos taurinos y eventos políticos. Dispone de un ruedo de 43 metros de diámetro y un callejón de dos. Es conocida popularmente como La Monumental o La México.

La temporada de corridas, llamada Temporada Grande, tiene inicio anualmente entre el último domingo de octubre y el primero de noviembre. Con una duración mínima de doce corridas, casi siempre extendidas a veinte. Además de la Temporada de Novilladas o Temporada Chica, con menor afluencia de público, celebrada anualmente durante el verano con una duración reglamentaria de doce novilladas.

Una alternativa torera de historia, la Plaza México se construyó gracias al ímpetu del empresario yucateco de origen libanés Neguib Simón. El proyecto inicial era construir lo que sería la Ciudad de los Deportes que incluiría plaza de toros, estadio de fútbol, canchas de tenis y frontón, boliches, cines, restaurantes, arena de box y lucha, alberca, playa con olas, terreno para ferias exposiciones. Sin embargo, el proyecto sólo alcanzó para construir la plaza y el estadio de fútbol.

El ingeniero a cargo de la construcción fue Modesto Rolland. Las obras comenzaron el 1 de diciembre de 1944 donde se ubicaba una ladrillera de la colonia Nochebuena. En aquel tiempo el lugar se encontraba en las afueras del área urbana de la Ciudad de México. Se trata de una colosal obra monolítica de hormigón armado y su ruedo se encuentra 20 metros por debajo de las calles adyacentes.

Está rodeado por esculturas del valenciano Alfredo Just para los aficionados acostumbrados a ver las corridas en el Toreo de La Condesa, ubicada en la colonia Roma, cerca del centro de la ciudad capital, la lejanía del ruedo resultó un punto relevante, además del aparentemente poco taurino diseño y el costo del boletaje.

Se hablaba en 1946 que los costos de los boletos para el festejo inaugural nunca habían sido vistos. Una barrera de sombra costaría cincuenta pesos.

La plaza de Toros México contaba con 49 filas además de palcos, por ello, en la época se le auguraba un escaso éxito al proyecto por sus magnitudes colosales. En medio de la repulsa general, La Monumental Plaza México fue bendecida por el Arzobispo de México, Dr. Luis María Martínez, quien dio la primera vuelta al ruedo.

La construcción de la plaza resultó ser una gran hazaña monumental, que requirió del esfuerzo y voluntad de miles de personas. Don Neguib Simón Jalife fue el empresario visionario que planeó y puso en marcha este proyecto, desarrollado por el ingeniero mexicano Modesto C. Rolland en 1945 siendo la obra.

Esta magna obra monolítica tendría capacidad para 50,000 espectadores y sería (y es hasta el día de hoy) la plaza de toros más grande del mundo.

Su construcción se llevó a cabo en tan solo 180 días, participando para ello en tres turnos al día más de 10 000 trabajadores.

Se requirieron para la cimbra 6 millones de pies de madera y 3,500 carpinteros; 1,500 toneladas de cemento Apasco, 6,000 toneladas de grava y otros  materiales fueron procesados en varias plantas revolvedoras para alcanzar un total de 100 000 toneladas vaciadas de concreto.

Se colocaron 22,000 asientos independientes y fueron necesarios 600 hombres y 21 días para retirar la madera de los 20,000 metros cuadrados de superficie. Miles de yeseros y talladores dieron los toques finales a esta obra.

Una vez concluida la construcción y aún cuando se consideraba innecesario, se realizó una prueba de carga para esta estructura. Mil hombres, colocaron en todos los lugares, 120 mil sacos de arena con un peso de 50 kilos cada uno, esto es 750 Kg. por metro cuadrado, dos y media veces el peso calculado con la plaza llena durante 10 días, comprobando con esto la seguridad arquitectónica.

De esta magna obra, por fin el 5 de febrero de 1946 se inauguró la Plaza México con aquel inolvidable cartel: Luis Castro “El Soldado”, Manuel Rodríguez “Manolete” y Luis Procuna “El Berrendito de San Juan”, con toros de “San Mateo”.

Hasta el día de hoy, la Plaza México, sigue siendo tan segura como en aquellos días y las pruebas a las que es sometida regularmente así lo confirman.

Fue inaugurada el 5 de febrero de 1946, con toros de San Mateo siendo el primero en saltar al ruedo “Jardinero” herrado a fuego con el número 33 para Luis Castro “El Soldado”.

Manuel Rodríguez “Manolete”. El primer rabo lo cortó Silverio Pérez, el 16 de febrero de 1946, que actuaba mano a mano con Manolete.

A pesar de la puntualidad del inicio de las corridas de toros y dadas las condiciones de la inauguración, el festejo dio principio diez minutos tarde.

El paseíllo fue encabezado por cuatro alguacilillos. Un enorme arreglo floral adornaba el ruedo. Desde ese primer festejo.

El primer capotazo lo dio “Chato” Guzmán. El primer puyazo fue de José Noriega “El Cubano”, quien sufrió también el primer tumbo.

El primer par de banderillas fue de “Chato” Guzmán. El primer muletazo y la primera faena, la primera estocada y primer descabello, de Luis Castro “El soldado”, primer espada, quien vistió un terno marfil y plata.

El primer toro se llamó Jardinero, número 33, cárdeno oscuro caribello, al que le abrió la puerta de toriles José Medina, que le correspondió al diestro de Mixcoac Luis Castro “El Soldado”.

“Manolete” cortó una oreja al ejemplar corrido en segundo lugar llamado Fresnillo. Para tan señalada ocasión el Monstruo de Córdoba vistió con colores tabaco y oro. Luis Procuna cortó la segunda al tercero de la tarde llamado Gavioto, fue el primer apéndice para un torero mexicano.

Peregrino, quinto de la tarde fue devuelto para el ganadero, de manera indebida. Monterillo lo sustituyó. “Manolete” dio vuelta al ruedo a pesar de haberlo pinchado hasta en cuatro ocasiones.

Gallito fue corrido en cuarto lugar, en sexto Limonero. La tarde significó triunfos para “Manolete” y Luis Procuna. No para “El soldado”.

Para las primeras corridas las localidades de barrera fueron improvisadas con unos asientos de tule. Sobre uno de los túneles aparecía el palco de la Autoridad. Esa tarde inaugural fue ocupado por Carlos Zamora, juez y Rosendo Béjar.

Los toros: 1o. “Jardinero”, No.33, Cárdeno obscuro caribello. 2o. “Fresnillo”, No.14, Negro (a este toro “Manolete” le corto la primera oreja). 3o. “Gavioto”, No.55, Negro (a este Luis Procuna corta la primera oreja por un torero mexicano). 4o. “Gallito”, No.15, Negro. 5o. “Peregrino”, devuelto y substituido por “Monterillo” No. 13. 6o. “Limonero”, No.82, Negro Capacho.

Primer capotazo: El “Chato” Guzmán

Primer puyazo: José Noriega “El Cubano”

Primer par de banderillas: El “Chato” Guzmán

Primer muletazo: Un ayudado por alto de “El Soldado”

Juez de plaza: Sr. Carlos Zamora

Asesor: Rosendo Béjar