México no merece los políticos que padece

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Cuando creí que en mis 41 años de periodista lo había visto todo, la política mexicana me ubica y dice: “no amigo, en esta actividad de traiciones, mentiras y puñaladas traperas, éstas cualidades forman el ADN, de nuestros actores”. Desde luego no me resistí a aceptarlo, y más rápido que tarde, confirmo los alcances de nuestra “clase política”.

La actual, la de apenas hace unos días, el posicionamiento del líder de la bancada perredista en el Senado, Miguel Barbosa, que siendo la máxima figura de la izquierda (moderada) en la Cámara, juega traición a su partido y como va dijo: yo apoyo a Andrés Manuel López Obrador, (dueño, capataz, líder, patrón, mesías, Dios, ejemplo, etc.) de MORENA, como candidato de su “juguete” a la Presidencia de la República… ¡¡¡sooopas!!

Barbosa, promotor, testaferro, escudero, lacayo de Miguel Ángel Mancera, antes, para llegar y durante la Jefatura de Gobierno (del entonces DF), la da  una estacada pulmonar y se alía, sentimentalmente, con el Rey de Macuspana y violenta los Estatutos, la dignidad y coloca el último clavo en el ataúd del PRD.

Más de mil amarillos quedaron boquiabiertos y se le fueron a la yugular al poblano, que no le quedó de otra, como para pretender apaciguar las aguas del odio, que señalar “sigo siendo del PRD, no he renunciado, sólo reconozco que el mejor candidato de las izquierdas (PRD, Morena, PT) es Andrés Manuel, a quien le daré mi voto”… Pero esta balandronada no convenció a sus, aun, correligionarios, sino que ya decidieron aplicarle la “barredora”, desconocerlo como Coordinador del Grupo Parlamentario del “Sol Azteca”, en la Cámara Alta, además de pedir su renuncia al partido.

Ejemplo vivo de traiciones y simulación es esta “cargada” de Barbosa a AMLO, de la cual jamás se ha desligado, es jugar al futurismo político; es decir, Barbosa Huerta confía en que esta tercera vez el señor López sí ganará la carrera presidencial en 2018, pues su confianza a las encuestas (a casi dos años de la elección) que ubican al tabasqueño a la cabeza de los pretensos, seguirá su marcha ascendente y llegará a Los Pinos.

A qué le apuesta, a dos escenarios: el primero a que AMLO lo impulse a la gubernatura de Puebla, para acompañarlo de 2018 a 2024 desde la tierra de las cemitas, los camotes y los vochos.

La segunda, integrarlo al Gabinete del soñador Andrés Manuel, tal vez en la Secretaría de Gobernación, la coordinación del Gabinete u otra cartera que le deje posición, recursos económicos y control político del país.

Bueno… esa es la visión futurista de Barbosa Huerta, confiado en que los momios, de aquí al domingo 4 de junio de 2018, no caigan y tiren los 24 años de añoranzas de la Oficina Benito Juárez, de la Residencia Oficial de Los Pinos.

Este es el juego perverso –para él no- en el que participa el Senador poblano, seguro de su decisión y del triunfo del tabasqueño. Éste último, dio su beneplácito al pronunciamiento de Miguel Ángel Barbosa, al señalar de manera generalizada “bienvenidos todos los que quieren un cambio verdadero, mujeres y hombres de buena voluntad, están abiertas las puertas de Morena”

En este escenario, a Miguel Ángel Mancera (el sin partido) las cosas se le complican, primero por su inestabilidad política, sostiene que no se afiliará al PRD, partido que lo apoyó y postuló a la jefatura de gobierno. En sólo 4 años de su administración gente afín a  López Obrador se coló a su gabinete, para tantear desde dentro qué hacía MAM, 46 meses después Miguel Torruco Marqués (como Secretario de Turismo) declara su fidelidad y trabajo –desde el gobierno de Mancera- en favor de López Obrador, lo que obligó al Jefe de Gobierno ordenar el cese inmediato del funcionario: traición, juego perverso, puñalada trapera.

Apenas asimilaba esta baja (forzada) Mancerita, sufre otro revés, otra aduladora de AMLO, la Subsecretaria de Coordinación Metropolitana y Enlace Gubernamental, Leticia Quezada, quien jugaba –dentro del Gabinete del GCDMX- a favor del tabasqueño, lo que obligó a su Jefe a correrla. Simulación, traición, puñalada trapera y demás.

Tres piezas importantes del perredismo jugando a la perversidad en favor del eterno candidato presidencial, quien ha perdido en dos ocasiones la madre de todas las elecciones, la primera ante el panista, Felipe Calderón Hinojosa, la segunda, contra el priista Enrique Peña Nieto… la tercera… ya veremos.

Con acciones a favor, de sus aduladores, admiradores, seguidores, traicioneros, etc. no se debe desestimar la presencia e imagen de López Obrador, pues es el político de izquierda que más votos ha recabado en la historia de México. En su carrera, sumará unos 40 millones. Nadie, ni Cuauhtémoc Cárdenas, ha recibido tantos. Con esto creen sus cercanos que le da “autoridad moral” para aspirar a una tercera candidatura presidencial… qué gane es otra cosa.

Pero volviendo al tema de la traición política. Cómo no recordar la que propinó Raúl Salinas de Gortari, a su hermano Carlos, siendo éste presidente de México, al defraudar con más de 224 millones de pesos (de aquel entonces) en varios cargos que tuvo, quien puso en jaque el sexenio, y que motivó que a Raúl se le considerara como “el hermano incómodo”, e hizo que el sueño transexenal de Carlos se truncara (reelección presidencial, ya con iniciativa de reforma en la Cámara de Diputados).

Otra traición política de resonancia mundial y que dio un giro de incredulidad, hartazgo y odio al PRI, fue el asesinato de Luis Donaldo Colosio, cuando realizaba su campaña electoral a la presidencia de la república en 1994, atribuible a los propios priistas, encabezados por Carlos Salinas de Gortari, motivado, sostienen 24 Años después, por el discurso del 6 de marzo de 1994, en el Monumento a la Revolución, en donde el sonorense se deslinda del modus operandi de su Partido, el abandono y desinterés de los gobiernos priistas de atender las necesidades populares.

17 días después de esas palabras flamígeras contra el Sistema (PRI), Luis Donaldo es asesinado (traición) en Lomas Taurinas, Tijuana. Desde un principio gobierno, partido y sociedad sabían quién ordenó el atentado.

Tan fue así que en el acto luctuoso de cuerpo presente del malogrado político, en el Auditorio Plutarco Elías Calles, de la sede nacional del PRI, mientras la viuda de Luis Donaldo, Diana Laura Riojas, montaba guardia de honor, arribó al recinto el Presidente de México (priista # 1) Carlos Salinas de Gortari, a dar el pésame. En el instante de acercarse a Diana Laura y pretender dar un beso en la mejilla, ésta esquivó el intento, y selló la acusación (moral)  como  autor intelectual del magnicidio.

Por el lado del PAN, traición también se da. Quién no recuerda la actitud, prepotencia, arrogancia, de Marta Sahagún, quien durante el sexenio de su marido Vicente Fox Quesada, fue el “poder tras el trono”, que lejos de convertirse en el apoyo y acompañamiento del Ejecutivo Federal, se convirtió en la dictadora del régimen.

Desde la campaña electoral de Fox, la “Señora Marta”, dominó, minimizó, humilló a su cónyuge, tomando ella, desde la Coordinación de Comunicación Social, los hilos de los discursos, imagen, proyección, presencia del candidato, llevándolo a dónde ella quería y los intereses económico/políticos que maquinaba.

Ya convertida en “primara dama”, fue más notaria su actitud repulsiva y repugnante al grado de llevar hasta El Vaticano –en viaje oficial- a Vicente Fox, para convencer al Papa Juan Pablo II, de anular el matrimonio religioso que tenía con el veterinario Manuel Bribiesca Godoy, para desposarse después con el guanajuatense.

La traición de la Señora Marta, no estriba en su casamiento, sino en la actitud de nepotismo hacia sus hijos (del primer matrimonio) Manuel y Fernando Bibriesca Sahagún, a quienes dio manga ancha para hacer tropelías inmensas al amparo de su madre, humillando a Fox Quesada, que nada hizo para lavar las desgracias de sus hijastros.

Y así podría dar miles de ejemplos más de traición, trapacerías, deshonras de políticos y sus amigos, pero sería reiterativo, ociosos e innecesario, pues por el hecho de ser políticos, la sociedad los evalúa como corruptos, impunes, ladrones, traicioneros y demás linduras que a pulso se han ganado.

Lo digo yo y vox populi. Pobre México, con esta casta y caterva de políticos que padecemos, no podemos más que exhibirlos, acusarlos, señalarlos… pero, la autoridad que debe enjuiciarlos, castigarlos y aplastarlos, es más de lo mismo.

Están coludidas, son omisas, corruptas, parciales y tramposas.

No merecemos los políticos que padecemos

 

*Miembro de la Academia Nacional de Periodistas de Radio y Televisión (ANPERT) y de Comunicadores por la Unidad (CxU); [email protected]