(Primera de dos partes)
El tema del diablo, que en la cultura tradicional católica ha sido el de un ser vivo al que se le tenía mucho miedo por muy diversas razones, fue motivo de una vasta investigación por parte del doctor Edmundo O´Gorman, quien consideró de suma importancia abrir una ruta de búsqueda de esa figura en la historiografía indiana a través de una exploración más radical y profunda de la que tradicionalmente se había realizado.
El doctor Manuel Ramos Medina, director del Centro de Estudios de Historia de México Carso (CEHM), refirió que el trabajo de O’Gorman sobre este ignorado y fascinante asunto de la figura del diablo en la Conquista, llegó a sus manos por una circunstancia insólita, pues una persona habitual asistente a las conferencias que ofrece el CEHM, quien había sido alumna de don Edmundo, decidió donarle los documentos de la investigación que le había legado su maestro en los años 70.
Ramos Medina retomó el proyecto del historiador, que data de 1940, para hacerle una introducción y publicarlo como libro. Acerca de este atractivo ensayo habló ampliamente en la conferencia “O’Gorman y el diablo en la conquista”, que ofreció como parte del ciclo ‘La reconciliación con nuestra historia’, auspiciado por el CEHM.
La llegada de la expedición de Hernán Cortés a México en 1519 representó un fuerte impacto para esos hombres que arribaron a este mundo tan diferente del suyo; fue alucinante en muchos sentidos, tanto por la sorpresa de lo que veían, como por lo que ellos interpretaban de lo que veían, y obviamente para esa mentalidad estas tierras las había conquistado el diablo, porque -se preguntaban- cómo era posible que no hubiera llegado aquí la luz del evangelio.
Precisó Ramos Medina, quien es doctor en Historia por la Escuela de Altos Estudios en Ciencias Sociales de París, que Hernán Cortés venía decidido a ingresar a estas tierras y empezó a narrar en sus Cartas de Relación lo que estaba viendo, lo mismo que Bernal Díaz del Castillo, “a quien es una delicia leer”; fueron los dos que lo vieron, que tuvieron este primer impacto y contacto que hubo con los individuos que las poblaban -no sabían si eran seres racionales o no-, y naturalmente ellos lo interpretaban de acuerdo con su mentalidad europea y les creaba cierto conflicto.
Tanto Cortés como Díaz del Castillo hablan mucho de los ‘cu2’, como denominaron los cronistas de Indias a los templos o adoratorios de los indígenas prehispánicos en Mesoamérica, o sea las pirámides, explicó el también catedrático del Instituto Tecnológico Autónomo de México (ITAM). Se calcula que en la zona mesoamericana había entre 15 y 25 millones de habitantes, muchísimos para el siglo XVI.
Para los conquistadores españoles este encuentro significó una conmoción, porque además eran pueblos -unos más ricos que otros- con rituales, para el momento y la mentalidad de ellos, inexplicables y concebibles sólo como obra del demonio, sobre todo los sacrificios humanos, dijo especialista y agregó que la mentalidad, cultura y costumbres de los indios eran otras.
A juicio de los europeos aquello era la barbarie, porque eran incapaces de explicarse, y mucho menos entender, que los sacrificios humanos en esa civilización eran para los dioses; les resultaba incomprensible que llevaran a niños pequeños en jaulas y los dejaran en los cerros para pedir lluvia.
O’Gorman cautivado por el diablo
La investigación del doctor O´Gorman se basó en una gran cantidad de fuentes del siglo XVI, o sea textos directos que hablan de la Conquista, así como también en documentos e interpretaciones posteriores que forman parte del acervo del Archivo General de la Nación (AGN), que las anotó por considerarlas importantes para desarrollar su tema principal, que era el demonio.
O’Gorman consideraba que “se estudia historia y se sacan los datos para interpretar la historia”, porque el especialista no vive directamente el acontecimiento, sino a través de documentos y entonces la persona que está investigando se llena del conocimiento, pero finalmente le da cuerpo a un discurso basado mucho en la interpretación personal.
Fueron alrededor de unas 60 obras las que consultó O´Gorman y están en las fichas que donó al CEHM la señora Gloria Rodríguez, expuso el doctor Ramos Medina, y recordó que el maestro trabajó en el AGN durante varios años, particularmente en la década de los 40; ahí fue donde se contagió de la riqueza de los documentos y empezó a publicar escritos del archivo con una pequeña introducción que les hacía, pues su interés era dar a conocer la documentación que le parecía más relevante, sobre todo del ramo perteneciente a la Inquisición.
El punto de partida de sus indagaciones fue la reedición, con una muy larga introducción, de la crónica de José de Acosta ‘Historia natural y moral de las Indias’, obra que lo hizo enamorarse profundamente de la época virreinal, pero en particular del siglo XVI. Esto lo llevó a publicar crónicas de la época, conocidas e inéditas, a fin de hacerlas llegar a un público más amplio, comentó el conferenciante, quien fue galardonado como Caballero de la Orden de Artes, Ciencias y Letras por el gobierno francés.
En el CEHM, O’Gorman editó -y es parte de su investigación sobre el diablo- la obra de Francisco López de Gómara ‘Historia de la Indias y conquista de México’, Zaragoza 1552, reimpresión de la edición facsimilar de la edición de México, Condumex 1977. Este es un tesoro bibliográfico, dijo Ramos Medina, y añadió que también publicó la crónica de Gonzalo Fernández de Oviedo ‘Historia general y natural de las Indias. Verdadera relación de la conquista del Perú’, obras clásicas en las que el doctor participó directamente tanto por escoger las fuentes para publicación, como por sus prólogos, que hoy son de un gran valor para los estudiosos de la obra de Edmundo O´Gorman.
En 1940, O´Gorman estaba inmerso dentro de esta atmosfera de los grandes cronistas del siglo XVI y por lo tanto el tema que “el diablo le preparó” es precisamente el del diablo en la Conquista. Esta figura le llamó tanto la atención, que dedicó muchísimas horas de trabajo a investigarla; sus fuentes todas están en el ensayo que está por publicarse.
(Continúa)