Propone historiadora ver a Hernán Cortés sin maniqueísmos

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Conferencia de María José Encontra y Vilalta

Algunas de las variadas facetas de Hernán Cortés, personaje que bien o mal forma parte de la historia de México, fueron abordadas por María José Encontra y Vilalta, doctora en Historia por la Universidad Iberoamericana, en la plática ‘El Cortés desconocido’ auspiciada por el Centro de Estudios de Historia de México Carso (CEHM), en su sede de Chimalistac.

Ni siquiera tenemos la certeza -comentó- de cómo era Cortés; existen muchísimas lagunas tanto en cuestiones iconográficas como en aspectos documentales, pero los nuevos paradigmas de la historiografía pretenden derrumbar esos términos maniqueos, los cuales debemos tomar con mucha reserva, que lo califican como santo o como demonio.

Por ello, aclaró que su charla era para que cada quien decidiera si fue héroe o villano pues “en mi calidad de historiadora les aseguro que no podemos catalogar a un personaje en blanco y negro, hay toda una gama de tonos grisáceos”.

Explicó que la satanización que existe en la historia mexicana viene del siglo XIX, de la famosa historiografía positivista proveniente en parte de ese proceso conocido como la Independencia. En ese momento Cortés empezó a tener taches, y esa es la historiografía que predomina el día de hoy en la historia de México, impuesta por el modelo oficial imperante por dos siglos, dijo también la especialista en el periodo virreinal y la inquisición.

Como historiadores -continuó- nuestro trabajo es explorar y rescatar documentación y ésta habla por sí sola. En pocas palabras, tenemos que alejarnos de esas tendencias que a veces sólo contaminan un acontecimiento dado; lo tenemos el 13 de agosto de 1521: la conquista de Tenochtitlan.

Estos innovadores arquetipos de la historiografía permiten tener un acercamiento a este personaje tan particular en el caso de México -insistió la conferencista- y “nos dan oportunidad para reflexionar,    porque si estamos aquí y hablamos español, a qué se debe; tenemos un proceso histórico al cual no podemos tratar de anular o desaparecer de nuestros inconscientes; cuando uno se acerca a la personalidad de Cortés, a la historia de Cortés, es un momento para recapacitar acerca de lo que somos. Además, nos ayudan a entender el pasado para ir hacia adelante, para eso nos sirve la historia que forma parte de la identidad de México, que sin lugar a dudas tiene una herencia medieval”.

Entender a Hernán Cortés

Hay discrepancia con las bibliografías y por supuesto muchísimos desacuerdos sobre la vida de Cortés, “podemos comenzar con López de Gómara y terminar con autores que han denigrado completamente la imagen de este hombre, que fue producto de su época y no podemos restarle importancia”, apuntó la doctora Encontra y Vilalta.

Consideró indispensable conocer la situación del mundo en aquel momento histórico, porque sin comprender de qué sociedad provenía Hernán Cortés, junto con todo este grupo de hombres y mujeres que llegaron a Mesoamérica durante el siglo XVI, será imposible interpretar adecuadamente su manera de actuar. Lo que registran las biografías, oficiales o no, es que Cortés nació en Medellín, Extremadura, hacia 1485, aunque hay discrepancias de un año o dos acerca de esa fecha, y murió en los primeros días de diciembre de 1547 en Castilleja de la Cuesta, Andalucía.

Cuando nació, la península ibérica estaba en la fase final del proceso de la reconquista y por eso él heredó parte -no todo- de esa tradición, de ese atavismo medieval, y obviamente esas costumbres las trajo a Mesoamérica y las aplicó en la toma de Tenochtitlan en 1519-1521.

Recordó la ponente que el dos de enero de 1492 los reyes católicos expulsaron oficial y políticamente a los moros del último reducto que quedaba en ese territorio que ahora llamamos España; y entonces Santiago Apóstol -considerado el caballero cristiano medieval- se convirtió a partir del siglo XVI en Santiago mata-moros, defensor del catolicismo frente a todos sus enemigos: los turcos, los herejes y los paganos. Los peninsulares lo importaron a América como Santiago mata-indios.

Toda esa tradición e inconsciente medieval, al mismo tiempo tenía características plenamente renacentistas y un ejemplo de ello es que Cortés fue empresario, pero generalmente se le atribuye la connotación de conquistador de Tenochtitlan, que efectivamente lo fue, apuntó la historiadora. Sin embargo, el proceso de conquista no lo realizaron sólo los peninsulares que sumaban entre 400 y 500 hombres, no necesariamente soldados, ante una población mesoamericana más numerosa. “En realidad los conquistadores de Tenochtitlan fueron los otros pueblos que habitaban la región mesoamericana, eso nos debe quedar claro”, precisó.

Y aclaró que la primera vez que aparece en la bibliografía peninsular el término “conquistador”, es precisamente en la guerra contra los moros y se aplicó al rey de Aragón, Cataluña, Valencia y toda esa zona: Jaime Primero, El Conquistador.

(Continuará)