Autorizan la reapertura de “pubs”, restaurantes y hoteles en Inglaterra

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Boris Johnson autorizó la reapertura de “pubs”, restaurantes y hoteles siempre que cumplan con las medidas de distanciamiento social e higiene necesarias para evitar un posible rebrote de la COVID-19.

El primer ministro británico, Boris Johnson, dio este martes luz verde a una desescalada paulatina por la COVID-19, al anunciar en el Parlamento la reapertura de “pubs”, restaurantes, hoteles y peluquerías en Inglaterra a partir del 4 de julio.

Este paso se considera como el más importante para reactivar la economía del Reino Unido, que en abril, el primer mes completo del confinamiento por el coronavirus, sufrió una contracción del 20,4%.

En una declaración en la Cámara de los Comunes, el jefe del Gobierno autorizó la reapertura de estas instalaciones siempre que cumplan con las medidas de distanciamiento social e higiene necesarias para evitar un posible rebrote de la COVID-19.

También revisó el distanciamiento físico para reducirlo de dos a no menos de un metro, lo que permitirá a los “pubs”, restaurantes y hoteles reabrir sus puertas el 4 de julio, después de que los dueños de estos establecimientos advirtieran de que podían caer en la ruina económica con la medida vigente.

Además, las personas que residan en dos domicilios distintos en Inglaterra, ya sea familiares o amigos, podrán reunirse otra vez dentro de sus casas e incluso pasar una noche, siempre que sean cautelosas y mantengan un distanciamiento físico.

El plan afecta solo a Inglaterra, dado que las otras regiones británicas aplican sus propias medidas y no avanzan tanto en la desescalada, a excepción de Irlanda del Norte, donde los hoteles, bares y restaurantes reabrirán el 3 de julio.

Johnson informó de que las discotecas, los gimnasios y la piscinas deberán permanecer cerrados.

El “premier” señaló que las medidas pueden ser revertidas si hay nuevos brotes y recalcó que el país debe permanecer “vigilante”, pero de momento, matizó, “no hay riesgo de un segundo pico” de infección.

“Hoy podemos decir que nuestro largo (periodo) nacional de hibernación está llegando a su fin”, afirmó Johnson, y resaltó que las escuelas abrirán en su totalidad en septiembre.

“Nuestro principio es confiar en la población británica para que utilice el sentido común con el pleno conocimiento de los riesgos, recordando que cuanto más abrimos (la economía), más vigilantes necesitamos estar”, puntualizó.

Hace un mes, el número de nuevas infecciones era de una de cada 400 personas, pero actualmente esa diferencia se ha ampliado a uno de cada 1.400 individuos, explicó.

En las últimas semanas, el Gobierno empezó con la progresiva desescalada al autorizar la reapertura de los centros que venden automóviles y los de jardinería, dado que estas actividades se hacen principalmente al aire libre.

El pasado 23 de marzo, el primer ministro anunció el confinamiento de la población para contener la pandemia, pero los últimos datos apuntan a un fuerte retroceso de los contagios en el Reino Unido, donde la cifra de muertos asciende ya a 42.647.

Johnson comunicó hoy la suavización del confinamiento tras celebrar ayer una reunión del Comité de estrategia de la COVID-19, en la que participaron el director médico de Inglaterra, Chris Whitty, y el director científico del Reino Unido, Patrick Vallance.

La semana pasada, los asesores médicos recomendaron rebajar la amenaza de la COVID-19 y reducir su nivel de alerta del 4 al 3, después de un pronunciado descenso de los casos.

Esa recomendación del nivel 3 procedió del llamado Centro conjunto de Bioseguridad, que agrupa a los asesores médicos de Inglaterra, Escocia, Gales e Irlanda del Norte, e implica que el coronavirus está en circulación general en el país pero que su contagio ya no es tan alto ni aumenta de manera “exponencial”.

El Gobierno estaba ansioso por reactivar la economía después de que el PIB del país sufriese en abril la mayor contracción desde que empezaran a registrarse este tipo de datos en 1997.

El gobernador del Banco de Inglaterra, Andrew Bailey, ha admitido que el Reino Unido estuvo cerca de quedar prácticamente insolvente cuando estalló la crisis de la COVID-19 en marzo.

Bailey reveló que el Gobierno no hubiera podido financiar el funcionamiento del país sin el apoyo del banco emisor inglés.

“Creo que las perspectivas hubieran sido muy malas. Hubiera sido muy grave. Creo que hubiéramos tenido una situación en la que, en el peor escenario, el Gobierno hubiera tenido problemas para financiarse a corto plazo”, declaró Bailey a la cadena Sky.