Los polacos votan entre medidas de higiene y una fuerte polarización política

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Las elecciones presidenciales polacas registraron al mediodía una participación media del 24,8% en los más de 25 mil colegios electorales abiertos por todo el país, un dato que el presidente de la Comisión Electoral Sylwester Marciniak calificó de “buena noticia”

Las elecciones presidenciales polacas registraron al mediodía una participación media del 24,8% en los más de 25 mil colegios electorales abiertos por todo el país, un dato que el presidente de la Comisión Electoral Sylwester Marciniak calificó de “buena noticia”.

Marciniak proporcionó las cifras en rueda de prensa, tras haber avanzado que la afluencia a primera hora de la mañana es alta, aunque matizó que las colas que se han formado ante algunos centros podrían deberse a que los ciudadanos quieren votar pronto debido a las elevadas temperaturas que se están registrando.

Además, las restricciones de aforo con motivo del coronavirus también contribuyeron a ralentizar en algunos casos el acceso de los votantes a las urnas.

El actual presidente de Polonia, el ultraconservador Andrzej Duda, parte con diez puntos de ventaja en las encuestas sobre su principal competidor, el liberal Rafal Trzaskowski, pero ambos empatarían en la segunda vuelta, inevitable si ninguno consigue el 50% de los votos.

LIBERALES CON ESPERANZAS DE CAMBIO

En Varsovia, donde desde primera hora de la mañana reinaba un bochorno abrasador, un 29 % del censo había acudido ya a votar antes de las doce del mediodía, cinco horas después de que los colegios electorales abrieran sus puertas, lo que podría indicar una movilización del electorado contrario a Duda.

La capital, de la que es alcalde Trzaskowski, concentra el voto liberal y de centro, mientras que las zonas rurales son consideradas los bastiones del PiS, el Partido de la Ley y la Justicia que gobierna Polonia desde 2015 y al que es cercano Duda.

El instituto de enseñanza secundaria nº 83, en el céntrico distrito de Śródmieście, es un buen exponente; allí, los votantes ancianos alternan con jóvenes de estética moderna que se fotografían junto a la urna.

“Si cambia el presidente, cambiará todo. Porque ahora, como el presidente y el Gobierno pertenecen al mismo partido, ellos lo deciden todo y no tenemos ninguna influencia”, comenta Agata Motyka, una joven diseñadora de interiores.

Maciej, un cineasta que ha acudido a votar con su hijo pequeño sobre los hombros, no es partidario de ninguno de los dos candidatos que pasarán a la segunda ronda, pero está dispuesto al “voto útil” ya que se trata de un “deber”.

“Tener elecciones libres, una jornada democrática como ésta, me da cierta esperanza. Estamos en un punto en el que, o bien seguimos el rumbo de los últimos cinco años, o bien lo cambiamos”, aventura.

En el campo conservador se encuentra Teresa, una jubilada que da rienda suelta a su indignación porque en la fachada del centro de enseñanza no hay colgada una bandera polaca con motivo de las elecciones, algo que considera “un escándalo”.

“Claro que quiero que se quede Duda”, espeta ante la pregunta, mientras se aleja indignada.

Igor, un empresario de mediana edad, no quiere revelar a quién ha votado, pero hace gala de un discurso similar al del PiS, aunque advierte de que todo depende de la segunda ronda, ya que éste domingo ninguno de los candidatos se hará con la victoria.

“Polonia debe preservar sus valores y estar cerca de la Unión Europea. No veo la contradicción; puede que algunos políticos la vean, pero no la hay. Puedes proteger los valores y al mismo tiempo estar cerca de la UE y de la OTAN, es un mero debate retórico”, afirma.

VOTAR CON MASCARILLA

Se trata de unas las primeras elecciones que se celebran en Europa desde que estalló la pandemia de coronavirus, pero los ciudadanos se sienten protegidos gracias a las medidas de higiene y su principal preocupación, según afirman, es el futuro que afronta el país, profundamente dividido.

Tal y como había ordenado la Comisión Electoral Nacional y el Ministerio de Sanidad, todos los electores acuden a los centros de votación provistos de mascarillas, y, en algunos casos, de protectores faciales de plástico y guantes.

Por los corredores del instituto de secundaria nº 83 hay distribuidos dispensadores de gel desinfectante y señales que indican que el aforo máximo del salón de actos, donde se ha instalado la urna, es de diez personas como máximo al mismo tiempo.

Según explican los electores entrevistados por Efe, acuden al trabajo y hacen vida normal, por lo que no creen que la votación suponga un riesgo adicional en el contexto de la pandemia, siempre y cuando se cumplan las medidas de higiene y seguridad.