Por Ivette Estrada
Los bichos de luz son criaturas capaces de iluminarse en la noche. No sólo logran adaptarse a la obscuridad/adversidad, sino que resplandecen. Son una metáfora perfecta de resiliencia.
¿Qué ocurre cuando nos enfrentamos a un evento traumático, a lo que los místicos llaman noche obscura del alma? Es posible sumergirnos en el caos y desesperanza. Entonces requerimos no sólo enfrentar la adversidad, sino transformarnos.
La pandemia mundial de Covid-19 generó cambios trascendentales en cada uno de nosotros. Tuvimos pérdidas de seres amados y amigos, de trabajo, oportunidades y rutina. Nuestro mundo sucumbió a nuevas realidades. Pero así como todo cambio representa una pérdida, también implica la aparición de algo bueno en nuestra vida, por inaudito que parezca.
El duelo es la adaptación que sigue a una pérdida y para ello se pueden emplear distintos rituales y simbolismos que nos ayuden a despedir y honrar lo que fue. Puede ser un parteaguas para la propia reinvención.
La Psicología positiva asegura que el enfocarnos en lo que se gana en cualquier hecho, permite detectar nuestras fortalezas. Aquello que pensamos, verbalizamos y hacemos se convierte en nuestra realidad. “Con nuestros pensamientos construimos el mundo”, decía Buda. Tener pensamientos correctos, enfocarse en lo bueno que ya se posee, es lo que le permite al pequeño escarabajo de luz percatarse de que posee alas. Es la acción que logra visibilizar nuestros dones y potencial.
Pero la resiliencia implica un trabajo personal que puede resumirse en tres pasos: Análisis, Determinación y Metas. El análisis es detectar el problema y sus aristas. La determinación implica un recuento de los recursos y capacidades que poseemos para solucionarlo. Las metas son los objetivos que deberemos cuantificar y calendarizar para volverlos parte de nuestra nueva realidad.
Resiliencia no es solo sobrellevar una crisis, sino salir fortalecido de ella. Es reinventarnos o iluminarnos. En este caso el análisis es establecer quiénes somos y qué queremos. Que nos apasiona y nos puede ser redituable desde la perspectiva económica y de desarrollo. Y esto pasarlo por un importante filtro: ¿cómo sirve ese talento a los otros (sociedad)?.
Determinación es construir nuevas capacidades con aquello que ya percibimos de lo que somos y de nuestras capacidades, anhelos y función utilitaria para los otros. En este momento se debe materializar el sueño: es posible generar una profesión u oficio con esto, de qué manera lo puedo volver verdad. En la meta, finalmente, se marcan objetivos mensurables y con fechas de realización.
Cuando se busca salir fortalecidos de una experiencia, es conveniente recordar que lo único que logra darnos sentido en la vida es el amor y el trabajo. Honrar a quienes ya no están puede generarse mediante el trabajo por perfeccionar las propias capacidades y destrezas, por perseguir trabajos loables que hagan más feliz y promisorio nuestro mundo, por ser capaces de que los demás encuentren sus propias alas y la luz para proseguir.