ABANICO/ Ruptura de la comunicación, pesadilla en la empresa.

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Por Ivette Estrada
Interrupción telefónica, aplicaciones y productos de sistemas (SAP), correo electrónico e intranet bloqueados. ¡La pesadilla inminente!
Ante un ciberataque se rompe la comunicación y reina el caos. Las partes interesadas no saben cómo proceder. Ante una irrupción así, ¿qué se debe hacer?
Establecer cuentas de correo más allá de la red de la empresa y emplear canales alternativos como las redes sociales, teléfonos privados o redes, así como WhatsApp u otras soluciones basadas en la nube son alternativas para compartir información. Y no deben olvidarse las reuniones físicas para ajustar las estrategias corporativas y evitar malentendidos.
Sin embargo, una acción crucial es la preparación del personal. Como en los grandes problemas la solución es prevenir.
Así, la prevención de un ataque cibernético que “trunca” la comunicación se requiere capacitación del personal y una cultura de comunicación. Son las acciones preventivas fundamentales.
La capacitación implica que el personal logre detectar señales, establecer programas de concientización sobre seguridad cibernética y realizar pruebas de estrés y simulaciones.
Fomentar una cultura de comunicación es lograr que las personas se sientan libres de hablar y sugerir ideas.
Por otra parte, una acción inmediata tras una crisis es identificar cómo interactuarán entre sí las partes interesadas clave. Es decir, cuáles son los canales de comunicación alternativos para la comunicación interna y externa.
Conviene tener una plataforma alternativa basada en la nube para la comunicación crítica y un “sitio oscuro” independiente, como una página web paralela para obtener información de empleados, inversionistas, clientes, medios de comunicación y sociedad en general.
Sin embargo, tales acciones son limitadas frente a la ruptura de la comunicación por un ciberataque. Se impone siempre la agilidad y resiliencia. Lograrlas es parte de un botiquín de acciones entre los que sobresale la detección de los liderazgos formales e informales, información precisa del suceso e instrucciones de acción para continuar operaciones.
En cualquier organización, cuando se tienen parámetros de actuación y decisión claros, se minimizan dubitaciones e inacción. Los integrantes de un grupo se vuelven más activos y se logra imponer la serenidad ante escenarios riesgosos.
La identificación oportuna de voceros en cada área y unidad de trabajo funciona tanto a nivel interno como externo. A la par, la agilidad está determinada por dos conocimientos: precisión de lo que acontece e información clara de la parte de producción que realizamos o tramo de la cadena de logística empresarial que se representa. Es decir: información de la irrupción que enfrentamos y pericia en la labor profesional desempeñada pese a crisis y obstáculos.
Sin embargo, en una crisis como ataque cibernético no deben desdeñarse los liderazgos informales y naturales que pueden abonar en el sentido de seguridad que permea en cada una de las partes interesadas y el sentido de pertenencia y serenidad que jamás deben soslayarse.