Afirma Calderón Hinojosa que en el 2006 hubo un intento de golpe de Estado

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El expresidente Felipe Calderón Hinojosa reconoció para transformar significativamente a México durante su gobierno hizo falta mayor responsabilidad y altura de miras de Andrés Manuel López Obrador para lograr acuerdos políticos.

La energía del tabasqueño, recuerda, estaba en consumar “un intento de golpe de Estado para evitar que el presidente electo tomará posesión el 1 de diciembre de 2006”.

Sin embargo, Calderón le desea suerte al Ejecutivo en su lucha contra el huachicol y deja claro que desde la oposición no le pagará con la misma moneda.

¿Hubiera sido más fácil gobernar México si López Obrador hubiera tomado otra definición política?

México hubiera avanzado significativamente si hubiera habido la posibilidad de tener acuerdos con el mayor líder opositor en los tiempos que yo fui presidente. Por lo mismo creo, que no debe pagarse con la misma moneda, y que es importante que la oposición, actúe con responsabilidad siempre pensando en el bien del país. Criticando lo que hay que criticar, que habrá mucho. Pero también apoyando las cosas que hay que apoyar.

El michoacano que llegó al poder en el 2006, en medio de la mayor crisis poselectoral, acepta que fue difícil gobernar un Estado capturado por el crimen organizado y sin apoyo de la izquierda mexicana, encabezada por López Obrador.

Calderón Hinojosa recuerda que tuvo que ceder mucho ante el PRI, con mayoría en el Congreso, para sacar adelante sus reformas prioritarias. Y recuerda que cuando él asumió el poder en 2006 encontró un fenómeno preocupante: la captura del Estado mexicano por parte del crimen organizado.

“La captura del Estado es un proceso mediante el cual el crimen organizado se va apoderando de instituciones del Estado, por ejemplo, policías municipales, ministerios públicos, alcaldes, gobernadores y va capturando al Estado en sus facultades esenciales”, explica en entrevista con El Sol de México.

Nos recibe en un despacho ubicado en Periférico Sur. Abundan fotografías con su esposa, la excandidata presidencial por la vía independiente en 2018, Margarita Zavala, y con sus hijos. En su escritorio sobresalen expedientes y un sombrero color café. Inicia puntual la conversación. Sereno, bebe café negro para hacer una pausa y pensar sus respuestas.

“Es injusto decir los muertos de Calderón”, dice mientras detalla la literatura que hay sobre el tema. La violencia, insiste, no la desata la acción del gobierno, sino la disputa de los grupos criminales por el territorio.

¿Recibió amenazas o sobornos?

Recibí amenazas y también recibí señales de gente que me quería sobornar, pero como dicen en mi tierra: bien sabe el diablo a quién se le aparece.

El expresidente relata la complejidad de negociaciar sólo con el Revolucionario Institucional, que durante su gobierno tuvo mayoría en el Congreso, ante la necedad de la izquierda a participar en una coalición legislativa.

“Fue muy difícil, sobre todo, cuando tienes que negociar con el PRI, que tiene mayoría, contra los intereses perversos que hay en el poder, como la corrupción de un gobernador o los tratos con el crimen organizado o la negligencia con la seguridad pública. Si yo hubiera podido acordar con la izquierda en México hubiera sido más fácil enfrentar todos esos intereses”

¿Refrenda el eslogan que lo llevó a triunfar en el 2006, López Obrador es un peligro para México?

“Pegunta así de tirabuzón”. Y revira: “¿Esa pregunta qué relación tiene con el tema?”.

Calderón Hinojosa está en una especie de campaña para posicionar la organización México Libre, que junto con su esposa, busca convertir en un nuevo partido. Asegura que serán una organización que abra las puertas a los ciudadanos y respete valores éticos. Su oferta política, anuncia, no tiene que ver con atacar al nuevo gobierno, sino proponer las soluciones.

“No queremos que nuestra organización sea definida o reconocida por estar contra de (alguien) o en contra del gobierno, del presidente o de su partido, sino más bien que sea defendida y recordada por los ciudadanos a partir de lo que proponemos; a partir del México que queremos, a partir de las ideas y valores que sustentamos, y a partir de las políticas que consideramos serán las más eficaces para reconstruir”, comenta.

Y prosigue con un diagnóstico: “La política en un sentido estricto se realiza solo a través de los partidos políticos y en México hay una carencia abismal de canales eficaces de participación política”.

En Acción Nacional, explica, “cuando el grupo en el poder se empeñó en fortalecer su propio interés le cerró las puertas a los ciudadanos”. Y detalla que desde hace cinco años no se permite una libre afiliación al partido.

Morena, agrega, es un partido sólo formalmente, “pero ya decía Carlos Castillo por definición un partido es una parte”. Y en este contexto, alerta que todo el control “es lo que el PRI tenía en las épocas de autoritarismo”

“Morena efectivamente como partido político abarca todos los espacios de poder, reduciendo los factores de equilibrio, contrapesos y, algo muy importante, la ley misma”.

¿Cuál es su aspiración política después de haber sido Presidente de la República?

Ninguna, al contrario. Yo tengo esa enorme ventaja; yo ya fui presidente, a mi me interesa construir una oposición en donde los ciudadanos puedan participar en política, con principios, y que ese sea un legado que hace falta en México. Yo no tengo ninguna posibilidad de participación política.

¿Regresa a la política para vivir del erario?

Yo he vivido de mi propio trabajo desde hace mucho tiempo y lo hago ahora. Organizar un partido como este no sólo no representa ninguna fuente de ingreso, si no lo contrario, representa un sacrificio patrimonial para la familia muy importante, porque lo estamos haciendo con nuestro propio esfuerzo.

¿Ya no recibe la pensión, correcto?

Pero desde hace varios años. De hecho, yo había renunciado a la pensión de presidente para enfocarla, la donaba íntegramente a una asociación que se llama “Aquí nadie se rinde”, ayudaba a niños con cáncer, y por cierto ahora se han quedado sin ese apoyo.

Platicamos de aquella vez que en Davos, Suiza, refirió que estar en la oposición es más fácil que estar en el gobierno.

“Sí, yo lo dije la frase exacta no recuerdo donde la oí. En un mal inglés, pero si efectivamente, la frase exacta es… estar en la oposición es estar en el cielo y estar en el gobierno es estar en la tierra, y a veces en el mismísimo infierno”

¿Y ahora está en la oposición?

Sí, ya pasé digamos por esa etapa durísima de gobernante en donde te encuentras con una realidad terriblemente, una etapa dura, y entiendo perfectamente a la posición de criticar, normalmente (críticas) insensatas porque no tiene que asumirse el costo de la realidad, en cambio en el gobierno tienes que tomar decisiones sobre hechos duros.

¿Como cuáles?

La ausencia del Estado de derecho. Un ejemplo concreto de lo que está hoy mismo, lo que está pasando en Michoacán, en mi tierra. Hay un grupo, en este caso de maestros, no creo que sean de todos los maestros, si no algunos de ellos, ejerciendo una presión ilegal contra el Estado para obtener dinero, es decir, están prácticamente secuestrando las vías del ferrocarril en Michoacán, eso le está causando un daño enorme al estado y le acabará causando un daño enorme al país.

Nosotros creemos que la ley debe siempre prevalecer para defender los derechos de los gobernados