Por Francisco Medina
CIUDAD DE MÉXICO.- Este año, se cumplen 35 años de que el agente de la DEA, Enrique “Kiki” Camarena Salazar, fue encontrado muerto en la carretera que conduce al pueblo de La Angostura, en los límites de Michoacán y Jalisco.
Hasta hace poco el Gobierno del vecino país del norte y la DEA ( Administración para el Control de Drogas, por su siglas en inglés), nos han hecho creer que el agente fue secuestrado, torturado y asesinado producto de una venganza de Rafael Caro Quintero en complicidad con Ernesto Fonseca Carrillo y Miguel Ángel Félix Gallardo por el supuesto descubrimiento del predio “El Búfalo” donde fueron incautadas miles de toneladas de droga, con la participación de agentes de la extinta Dirección Federal de Seguridad.
Sin embargo, sus propias agencias de inteligencia tenían bien guardado el secreto que en días anteriores agentes del mismo estado norteamericano revelaron que, agentes de la CIA fueron los que participaron en el asesinato de su agente.
Han hecho un mártir del extinto agente de la DEA, cuando en realidad siempre estuvo involucrado con diversos grupos del narcotráfico internacional, con el pretexto de la infiltración, su trabajo real era la de coordinar grupos de narcotráfico.
La situación de la DEA siempre ha estado en medio de una polémica difícil de aceptar por parte del aparato oficial de Estados Unidos, las diferentes agencias de seguridad nacional como la CIA y la NSS han sido desenmascaradas por sus propios connacionales que han estado trabajando para las mismas agencias, recientemente uno de los casos más sonados son las del ex agente de la NSS, Edward Snowdern.
No olvidar que precisamente en 1984 en el predio denominado “El Búfalo” enclavado entre los municipios de Camargo, Jiménez y Parral en el estado de Chihuahua, él se encargó de unificar 114 bandas de narcotraficantes de México, Colombia, Cuba y Perú para el trasiego de la droga a Estados Unidos y el propio Camarena Salazar tenía la encomienda de encargarse, a través de sobornos, de las autoridades mexicanas para no molestarlos.
Días antes del embargo gigantesco de drogas y armas el comandante Jorge Miguel Aldana Ibarra, entonces director de la Interpol México, había atrapado a 16 delincuentes en el Municipio de Jiménez, mismos que le alertaron que ya habían pasado tres mil toneladas de droga por Juárez y tres mil por el lado de Ojinaga al mismo tiempo le informaron lo que se estaba orquestando en “El Búfalo”, que por cierto ni era un rancho, era todo un sistema complejo de maquila de droga.
Cuando el comandante Aldana Ibarra junto con su equipo de trabajo a través de la denominada “Operación Pacífico” llegan a “El Búfalo”, el Kiki Camarena a través de su subordinado Antonio “Toño” Garate le ofreció la cantidad de 5 mil millones de dólares para que pudiera continuar con su labor sin ser molestados.
Como se sabe, fue rechazado el soborno, por lo que el comandante Aldana dio con lo que hasta ahora se conoce como el golpe más grande del mundo al narcotráfico.
De allí se detuvieron a más de 5 mil personas, incautaron 7 mil armas y decomisaron más de once mil toneladas de droga lista para trasladarse en los más de 450 trailers que se encontraban en El Búfalo.
Al día siguiente ya entró el Ejército que se hizo cargo de la situación. A raíz de este incidente, las 114 bandas que ya habían aportado un millón de dólares cada una a Enrique Camarena para la compra de autoridades, se enfurecieron con el entonces agente de la DEA, ya que vieron traicionados sus acuerdos.
Hasta que nivel habían estado involucradas las autoridades mexicanas y americanas que su premio a tan destacado golpe por parte del entonces director de la Interpol y sus colaboradores, fue que el entonces procurador general de la República, Sergio García Ramírez le pidió que tomara una licencia por un año.
Por aquel tiempo Aldana Ibarra ya había comentado a diversos medios de comunicación que Estados Unidos estaba involucrado en el trasiego de armas y drogas, además del lavado de dinero, lo que a la postre se conformó y ambos gobiernos públicamente lo reconocieron, un ejemplo de ello es el operativo “Rápido y Furioso”.
De la misma manera quisieron involucrar al doctor Humberto Álvarez Machain, a quien testigos se comprobó después que resultaron totalmente falsos, habían acusado al doctor de haber participado en la ejecución del Kiki Camarena, el doctor fue absuelto por la corte estadounidense y enseguida regreso a México.
Cabe recordar que Antonio Garate Bustamante, de todas las confianzas de Kiki Camarena fue el resonsable del secuestro y traslado de Álvarez Machaina Estados Unidos.
De la misma forma Garante Bustamante y su supervisor de la DEA, Héctor Berellez inventaron historias, compraron testigos y lograron que Rubén Zuno Arce fuera condenado por el asesinato de Camarena Salazar, y quien finalmente murió en la cárcel debido a aquel show de venganza que nada tenía que ver con la justicia.
Estas han sido prácticas comunes de las diferentes agencias de los Estados Unidos aquí en México y seguramente en el mundo, donde ellos son los principales involucrados en una serie de crímenes. De manera recurrente le inventan crímenes a gente que estorba a sus intereses y logran meterlos a la cárcel.
Con estas formas, diversos personajes mexicanos estuvieron en prisión y finalmente lograron su libertad absolutoria por este caso.
Es muy sonado el caso del propio comandante Aldana Ibarra que se único pecado fue haberle desbaratado sus planes a los estadounidenses, la misma suerte corrieron el doctor Álvarez Machain, el licenciado Zuno Arce, González Calderoni, el mismo José Zorrilla a quien se le involucra por el asesinato del periodista Manuel Buendía, que recientemente en una declaración de Héctor Berrellez a la revista Proceso afirma que también agentes de la CIA fueron los que estuvieron involucrados en el asesinato del periodista, debido a que Buendía ya había publicado la conexión de cárteles en el envió de armas a Centroamérica a cambio de introducir drogas a Estados Unidos.
De acuerdo con informes secretos de la DEA –ya desclasificados-, Manuel Buendía descubrió la conexión de la CIA en el negocio de armas y drogas para apoyar a la Contra Nicaragüense.
En días pasados quedó en evidencia nuevamente el gobierno de Estados Unidos y sus agencias de inteligencia al revelarse el complot que en su momento organizaron diversos personajes del narcotráfico internacional, como lo era Juan Ramón Matta Ballesteros de origen hondureño y de Félix Rodríguez, un cubano anticastrista que siempre trabajo para la CIA y quienes en conjunto operaron la muerte del Kiki Camarena.
Se sabe que Félix Rodríguez –miembro de la CIA- ,dio la orden a Juan Ramón Matta para que levantaran y le dieran muerte al ex agente de la DEA, Salazar Camarena.
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Bajo el precepto jurídico de que nadie puede ser juzgado dos veces por el mismo delito, a Rafael Caro Quintero ya no podrá fincársele cargos por el homicidio de Enrique Camarena Salazar, ex agente de la DEA y quien se involucró en negocios del narcotráfico en México, aunque para los Estados Unidos como se sabe no hay imposibles, ya que son los carceleros del planeta.
Conforme lo afirmó en su libro Hilda Vázquez, “La verdadera historia de Camarena”, contrario a lo que dice la DEA, la autora sostuvo que el 7 de febrero de 1985 Enrique Camarena Salazar nunca llegó al consulado estadounidense en Guadalajara. Desde el día anterior, se hospedaba en el hotel Jericó de Zamora, Michoacán, muy cerca del rancho “El Mareño”, propiedad de sus compadres y protectores Los Bravo, quienes después fueron masacrados porque “sabían demasiado”.
El plan del “secuestro”, destacó, fue urdido por James Kuykendall, amigo de “Kiki”, y encargado de la oficina de Guadalajara, quien aspiraba a ser jefe de la Drug Enforcement Administration en México. Para tal objetivo necesitaba un héroe y Camarena era ideal; su esposa lo había abandonado hacía más de seis meses, sus propiedades las había vendido el año anterior y ya quería regresarse a Estados Unidos.
De no haber puesto en marcha dicho plan, apuntó, los agentes de la DEA hubieran seguido supeditados a los lineamientos de la CIA y el FBI. Kuykendall sabía del potencial económico que era el narcotráfico en México. Quería que la agencia para la que trabajaba manejara presupuesto propio… y lo consiguió, señaló la autora.
Destacó que los cadáveres que hicieron aparecer como Enrique Camarena y el piloto Alfredo Zavala no fueron encontrados en el lugar donde la DEA sostiene que estaban. “Los cuerpos y las autopsias distan mucho de las características de los desaparecidos. Los informes forenses procedentes de Zamora y Guadalajara son diferentes entre sí. Camarena no es identificado por ningún miembro del gobierno norteamericano, ni por sus familiares. Zavala Avelar tampoco fue reconocido por nadie”.
Resaltó que posteriormente empezaron a desaparecer los testigos. El primero fue el chofer del cónsul: declaró y nunca más se supo de él. Después, una secretaria del consulado, que servía además como asistente de la DEA y sabía el paradero de Camarena, pareció en un accidente automovilístico nunca aclarado. Y así, un sinnúmero de personas que aparecen en actas y que ya nunca podrán declarar.
El tribunal de los Ángeles, dijo, contrató nuevos testigos para cerrar el caso, pagados con muchos dólares y entrenados por Antonio Gárate, responsable de la investigación, con delitos contra la salud pendientes en México y los encargados de la “Operación Leyenda”.
Como consecuencia, recalcó, el “asunto Camarena” ha dejado un saldo de 300 familias mexicanas en estado de indefensión, acusadas las cabezas de haber participado en el secuestro, tortura, muerte y autoría intelectual. Un buen número de consignados por un hombre, que en vida, nadie sabía quién era, ya que era agente encubierto.
Para la DEA ha significado un incremento en el presupuesto mayor al de la CIA y el FBI juntos, producto de las incautaciones de bienes de los narcotraficantes latinoamericanos en Estados Unidos. Participa ya no solamente con intercambio de información, producto de las investigaciones, sino en la implementación de las políticas antinarcóticos en otros países y hasta en las detenciones ilegales como las de René Martín Verdugo y Humberto Álvarez Machain.
Sistema político a juicio
Como se sabe el ex director de Interpol, Jorge Miguel Aldana Ibarra, fue encarcelado porque declaró que Enrique Camarena vivía en Estados Unidos, ya que era un agente encubierto, esta situación nunca se aclaró, pero sí dejó muchas sospechas.
Hasta su muerte registrada en la madrugada del 8 de febrero de 1985, Enrique Camarena fue uno de los agentes especiales de la DEA adscritos al consulado de Estados Unidos en Jalisco, donde incluso llegó a convivir con los hombres que conformaron las rutas del narcotráfico en México hacia el norte del continente.
En este asunto surgen nombres de altos funcionarios, algunos -ya extintos- de esa época como los de los generales Arévalo Gardoqui, García Paniagua y Santoyo, de los jefes policíacos Miguel Aldana, Manuel Ibarra, Reyes Pavón y Zorrilla Pérez, así como de Manuel Bartlett, Álvarez del Castillo, Rubén Zuno y Álvarez Machain.
Varios son los procesos que se iniciaron tras la muerte de Kiki Camarena, en California y Washington D.C., donde acudieron testigos para incriminar a Rubén Zuno Arce, Juan Matta Ballesteros y René Verdugo, por decir algo.
De estos personajes cabe resaltar el nombre de Rubén Zuno Arce, ex diputado local en Jalisco y cuñado del ex presidente Luis Echeverría, quien desde 1989 y hasta su muerte en 2012 purgó una condena en Estados Unidos, justamente por estar involucrado en el crimen de Enrique Camarena.
Especialistas del caso precisaron que con la liberación de Caro se está protegiendo el mismo sistema político mexicano, especialmente el PRI y los ex funcionarios del Gobierno de Miguel de la Madrid Hurtado.