Al cambiar el uso de suelo la diversidad de hongos se ve amenazada

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La transformación de los bosques en áreas de cultivo o para la ganadería tiene un efecto inmediato en la vegetación y los organismos asociados a ella, como son las comunidades de hongos encargadas de mantener la fertilidad del suelo y llevar a cabo el reciclaje de nutrientes.
Luc Dendooven y Yendi Navarro Noya, investigador y graduada del Departamento de Biotecnología y Bioingeniería del Cinvestav, respectivamente, participaron en un estudio para evaluar el efecto en las comunidades de hongos del suelo cuando áreas de bosque son transformadas para cultivo o pastoreo.
Los resultados indicaron que la deforestación y el cambio de uso de la tierra afectan distintos parámetros relacionados con la diversidad de las comunidades de hongos del suelo de esta zona.
“Nos enfocamos en la diversidad porque es un indicador del funcionamiento de los ecosistemas y de su capacidad para adaptarse a los cambios ambientales”, señaló Navarro Noya, primera autora del artículo publicado en Frontiers in Microbiology.
En el estudio se analizaron muestras de suelo de bosque de coníferas y de áreas deforestadas para pastoreo o cultivo de maíz (Zea mays L.) recolectadas en tres sitios diferentes (Rosa Morada, Dilatada y El Capulín) dentro del Área de Protección de Flora y Fauna Nevado de Toluca, ubicada en Estado de México.
El trabajo consistió en identificar a las especies de hongos presentes en las muestras y determinar su perfil taxonómico (sus relaciones de parentesco) a partir de un marcador molecular, para después procesar los datos con diferentes análisis estadísticos.
Los datos señalan que con el cambio de uso de suelo disminuyó la presencia de diversos grupos, como es el caso de los hongos simbióticos, relacionados con el establecimiento de interacciones de mutuo beneficio con los árboles, y los saprófitos, encargados de degradar la materia orgánica (hojas y restos de madera, por ejemplo).
En cambio, los hongos patógenos para algunos animales incrementaron en las áreas de pastoreo y en el suelo cultivado, esto en comparación con lo reportado en las áreas de bosque de coníferas dentro del Área de Protección de Flora y Fauna Nevado de Toluca.
Los investigadores también detectaron que a partir del cambio de uso de suelo hubo una disminución drástica de los hongos agaricoides (los cuales forman cuerpos fructíferos, estructuras que se pueden observar a simple vista), algunos de los cuales son recolectados por los habitantes de las zonas cercanas al lugar del estudio con fines alimentarios o medicinales.
En cuanto a las especies que conforman las comunidades de hongos del bosque tuvieron mayor diversidad filogenética respecto a las del suelo deforestado y del cultivado.
Es decir, las especies de hongos del bosque están evolutivamente más alejadas entre sí (tienen menor parentesco), por ello se espera que lleven a cabo funciones distintas y mantengan servicios del ecosistema, explicó Navarro Noya, quien actualmente está adscrita a la Universidad Autónoma de Tlaxcala.
Además, en las áreas de pastoreo y de cultivo de maíz de los tres sitios evaluados (Rosa Morada, Dilatada y El Capulín) se observó que las comunidades fúngicas son homogéneas, la mayoría de las especies se mantienen en todos los puntos muestreados y muy pocas van cambiando.
Contrario a lo sucedido en las zonas de bosque en donde las especies presentes fueron distintas en cada sitio, por lo cual se considera que tienen mayor diversidad beta, un parámetro útil para identificar los cambios en la estructura de las comunidades de varios puntos o ecosistemas.
De manera general, los datos del estudio indican que la conversión del bosque en suelos cultivables y de pastoreo dentro del Área de Protección de Flora y Fauna Nevado de Toluca conlleva a la disminución de algunos grupos de hongos y a la homogeneización de las comunidades fúngicas.
Esta información, dijo Navarro Noya, es útil para la gestión del suelo y la evaluación del impacto de la deforestación y la conversión de ecosistemas vulnerables, como son los bosques templados de gran altitud ubicados en el Eje Volcánico Transversal, una de las zonas de gran riqueza biológica, la cual atraviesa diversos estados, entre ellos Veracruz, Puebla, Tlaxcala, Hidalgo, Estado de México, Guerrero, Jalisco, Nayarit y Ciudad de México.