Al menos una cuarta parte de los migrantes mexicanos viven en pobreza en Estados Unidos

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Los indicadores cuantitativos del fenómeno migratorio que se presentan en este documento marcan la continuidad del esfuerzo que desde el Poder Legislativo se hace para disponer de estimaciones robustas a partir de fuentes estadounidenses y con ello incidir en el mejor conocimiento de este complejo proceso social.
La migración ha tenido impacto tanto en las dinámicas demográfica y económica del país como en el discurso político estadounidense, y si bien en su largo devenir, que atraviesa ya tres siglos, su aritmética ha sido un reto técnico. En la actualidad se impone la necesidad de una visión que dé cuenta de la vulnerabilidad de los derechos humanos de los migrantes y sus familias en el origen, tránsito y destino migratorios.
La carpeta informativa muestra que la estimación estadística del volumen de población mexicana en Estados Unidos después del amplio crecimiento al inicio de la década de 1990, que implicó a los migrantes y a sus familias (su número pasó de 4.4 millones en 1990 a 9.3 millones en 2000) el despliegue de diversas operaciones por parte del Servicio de Inmigración y Naturalización, y posteriormente, debido al inefable 11 de Septiembre por parte del Departamento de Seguridad Interna de los Estados Unidos, para “proteger” su territorio y su frontera, el número de mexicanos en dicho país se estabilizó entre 11 y 12 millones de personas, cifra que perdura casi hasta este final de la segunda década del siglo XXI.
La composición y estructura demográfica muestra que los migrantes son aún personas en edades laborales jóvenes y jóvenes adultas. La composición y estructura demográfica de la población mexicana residente en Estados Unidos informa de su carácter preferentemente laboral con una edad mediana entre 32 y 41 años para el volumen total, y de 23 a 31 años para el flujo anual.
La mayor parte de la población mexicana residente allende la frontera es mayor de edad, representando 87% en 2000 y 95% en 2016, mientras que los mexicanos migrantes recientes representaron 79 y 85%, respectivamente. Sobre este particular conviene destacar que la población sujeta a la Acción Diferida para los Llegados en la Infancia, mejor conocida como DACA, se trata de población joven, en su mayor parte nacida en México (79.4% de un total de 689,800 personas).
La carpeta informativa presenta un comparativo de las trayectorias del cambio demográfico por raza, origen hispano y para los nacidos en México, así como de la llamada migración reciente, bajo la cual se advierte que el flujo anual también ha disminuido considerablemente, al pasar de cifras mayores a 400 mil migrantes por año a volúmenes que rebasan apenas los 100 mil.
A pesar de las limitaciones que tiene la operacionalización de la medición del empleo/desempleo, la migración mexicana del otro lado la frontera es primordialmente laboral. Tan sólo en 2017 el nivel de remesas llegadas al país alcanzó casi los 29 mil millones de dólares, cifra muy cercana a los 30 mil millones de dólares de inversión extranjera directa en México y muy superior al valor de las exportaciones petroleras en ese mismo año (23.6 mil millones de dólares), y esto ocurre a pesar de que al menos una cuarta parte de los migrantes mexicanos viven en pobreza en ese país. Sin distinción de raza y origen, la población ocupada de tiempo completo en el primer decil de ingreso no rebasa los 500 dólares a la semana.
Respecto a las detenciones de extranjeros clasificados como deportables, se registra que la mitad de éstas corresponde a mexicanos. Y mientras los retornos voluntarios han disminuido a casi 100 mil por año, las deportaciones formales, lo que implica entre otras cosas la formación de un expediente, mantienen un promedio anual (2010-2016) por arriba de las 300 mil personas, y cerca de tres cuartas partes de éstas (72%) son mexicanos, los cuales constituyen el 75% de aquellos deportados por actos criminales.