NIGROMANTE
Por JOSÉ VILCHIS GUERRERO
De gira por San Luis Potosí y Zacatecas, a dos días de las protestas de las mujeres el 8 de marzo, el presidente Andrés Manuel López Obrador declinó declararse feminista. Se dijo humanista, como si ser feminista pudiera denigrarlo como hombre o presidente de la Nación.
Se dijo “respetuoso de las mujeres” y en contra de los feminicidios, aunque reiteró que en ese movimiento hay oportunismo de sus adversarios. Obvio, si el Presidente no va en contra del feminicidio, iría en contra de la Constitución a la que protestó respetar y hacer respetar. Se da por descontado respetar la ley.
“Hubo también oportunismo como en todo. Quisieron montarse en el movimiento feminista los que siempre han estado en contra de la lucha de las mujeres por la igualdad. Y de repente, de un día para otro, en un abrir y cerrar de ojos, se volvieron feministas”, dijo de los panistas en este caso.
Las protestas feministas por la violencia de género han sido abordadas por el presidente López Obrador a partir de cuestionamientos en sus conferencias de prensa, en las que suele acusar a sus adversarios de estar detrás del movimiento y, con eso, ha despertado críticas.
Recordó que el Día Internacional de la Mujer, que se conmemora el 8 de marzo, tiene su origen en una huelga textilera promovido por la izquierda y, de repente, expresó, “los conservadores se disfrazan de feministas”.
El fin de semana López Obrador hizo una gira de trabajo por San Luis Potosí, donde encabezó la conferencia matutina y, cuestionado respecto a las movilizaciones del 8 de marzo, reiteró su recomendación a que no haya violencia.
Sin embargo, pese a las críticas que se ha ganado por no manifestar dos días antes una postura más contundente a las activistas que encabeza Frida Guerrera, el jueves se llevó la sorpresa de su vida al finalizar la “mañanera”.
Es inimaginable que los periodistas le quisieran poner una zancadilla. Obvio, se hicieron presentes códigos no escritos en la jerga del gremio como la de “perro no come carne de perro”. A buen entendedor: “periodista no denosta a periodista”.
En el salón Tesorería, donde se efectúan las “mañaneras”, Isabel González le hizo una observación a Paúl por su parche en el ojo que lo hace ver como un “falso pirata” y al ser cuestionado por esta expresión de la periodista del Grupo Imagen, Paúl se fue al extremo en su comentario machista: “ojalá y reciba un balazo en la cabeza para que entienda lo que es llevar un parche en el ojo”, agresión que se difundió profusamente en las redes.
Paúl Velázquez, que al principio de febrero le espetó a AMLO en una mañanera: “¡nos están matando a los periodistas, presidente, nos están matando” para pedirle que incrementara los recursos para garantizar su integridad a los informadores, semanas antes calificó a las reporteras como “prostitutas del periodismo”, pero luego, a raíz de su activismo que él considera como un ejercicio de la libre expresión en las redes, refirió la dramática versión de haber recibido un balazo en la cabeza durante un atentado sufrido en Culiacán, Sinaloa.
Un día antes la activista Frida Guerrera fue atacada por el periodista Marco Antonio Olvera, del diario digital Bajo Palabra, quien usó el micrófono para pedirle a Santiago Nieto que investigara a quienes patrocinan a las impulsoras de #undíasinnosotras y al presidente López Obrador le pidió que desmontara lo que en su interpretación era una maniobra en contra del lopezobradorismo. Frida Guerrera lo encaró y le reprochó su machismo. “No vuelvas a mencionar mi nombre”, le espetó.
Olvera, igual que Paúl Velázquez, se ganaron la repulsa de los reporteros, quienes les hicieron vacío y les reclamaron su actitud fascista de machos alfa.
Isabel González fue muy puntual en su querella ante el tabasqueño: “Fui víctima de un acto de incitación al odio y a la violencia por parte de un individuo que está a mí lado y que trae un parche”. Comprometido por tratarse de dos periodistas en conflicto, el Presidente pidió a Paúl no hiciera uso de la palabra para que ejerciera su derecho de réplica, en un evento que se transformó en un lavadero de vecindad.
En demanda de justicia, Isabel le pidió al Ejecutivo que le diera la protección conveniente a través de la Secretaría de Gobernación pues su vida está en riesgo a partir de la perversa actitud del bloguero, que hizo gala de un machismo inconmensurable al desearle que le den un balazo, “y si sobrevive, que me diga qué se siente traer un parche en el ojo”.
Las y los reporteros entraron en una situación tensa en la que en tono elevado, pidieron al tabasqueño que le diera protección a Isabel y por el contrario, López Obrador, que pudo haber salvado la situación accediendo a la demanda de la reportera, pidió que en lugar de eso, hubiera, ahí mismo, una inmediata reconciliación y se ofrecieran mutuamente una disculpa, para restablecer la concordia.
Cuando comprobó que se le había ido de las manos la información relevante de sus programas sociales, para lo cual dos horas fueron insuficientes para explicarlos apoyado con Graciela Márquez, secretaria de Economía, entonces López Obrador se liberó de la responsabilidad y dijo que si no había disposición a la reconciliación, “que sí, que se vayan a las instancias correspondientes”. Jesús Ramírez Cuevas, el vocero, habló con los reporteros y con energía condenó todo acto de violencia contra las periodistas.
Fue la oportunidad perdida que López Obrador anduvo buscando desde una semana atrás en que se anunció #undiasinnosotras para reivindicarse, pero se le fue entre la retórica de “no soy feminista, soy humanista”, declaración que por cierto no ha tenido ningún efecto entre las periodistas que todavía esperan una definición más estricta del tabasqueño en favor de las mujeres.