Apoya Producción para el Bienestar a más de 178 mil cafetaleros, 66.5% son indígenas

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El programa Producción para el Bienestar (PpB) ha apoyado, al 30 de septiembre, a 178 mil 687 productoras y productores de café, de los que el 66.5 por ciento, o sea, 118 mil 879, son indígenas, informó la Secretaría de Agricultura y Desarrollo Rural en el marco de este 1 de octubre, Día Internacional del Café.

Producción para el Bienestar entrega apoyos directos a cafetaleros de 11 estados de la República; cada productor recibe cinco mil pesos, y el programa está orientado a fortalecer la economía campesina en una situación constante de precios del café globales volátiles y contribuir a que los productores afronten los problemas fitosanitarios de la roya y la broca.

Del total de productores de café apoyados, 66 mil 781 son mujeres, esto es, 37.4 por ciento. Los estados que encabezan la lista en número de beneficiarios son Chiapas, con 87 mil 979 productores; Veracruz, 39 mil 323, y Oaxaca, 20 mil 598. Las demás entidades son, en orden decreciente: Puebla, Guerrero, Nayarit, San Luis Potosí, Hidalgo, Jalisco, México y Colima.

Asimismo, Producción para el Bienestar puso en marcha en julio pasado un Esquema de Financiamiento Emergente para Café, que ha comenzado a operar con una articulación entre la Secretaría de Agricultura y Desarrollo Rural, Fideicomisos Instituidos en Relación con la Agricultura (FIRA), Financiera Nacional de Desarrollo Agropecuario, Rural, Forestal, y Pesquero (FND) y la Asociación Mexicana de la Cadena Productiva del Café (Amecafé).
Este esquema atiende con créditos blandos a productores de café arábica de pequeña escala, en su mayoría indígenas, y la meta para este año es de 20 mil caficultores.

El esquema es parte de una estrategia de Producción para el Bienestar: la de Fomentar al Acceso al Financiamiento Formal de los productores beneficiarios del PpB, y consiste en créditos anuales de 10 mil pesos por hectárea, con límite de tres hectáreas por productor y posibilidad de renovación anual, y se otorgan por medio de organizaciones económicas de productores.

El propósito del esquema es que los productores organizados cuenten con liquidez para sostener su actividad productiva ante los impactos sanitarios y económicos derivados del COVID-19.

Al cierre de septiembre de 2020, han solicitado la inclusión al esquema 11 mil 830 productores con una superficie de 12 mil 460 hectáreas en siete entidades federativas, a través de 38 organizaciones; las solicitudes se encuentran en proceso de validación y evaluación, habiéndose dispersado a la fecha créditos por cinco millones de pesos.

El 27 de febrero pasado, poco antes de la cuarentena nacional, las secretarías de Agricultura, Bienestar y Economía, junto con representantes de los cafetaleros, instalaron el Grupo Intersecretarial para la Atención de la Cafeticultura (GIC) para abordar la problemática de esta rama productiva de manera integral. En este Grupo se definió el Esquema Emergente de Financiamiento al Café.

El GIC —que integra además a la Secretaría de Medio Ambiente, a FIRA, FND, al Instituto Nacional de Investigaciones Forestales, Agrícolas y Pecuarias (INIFAP), al Servicio Nacional de Sanidad, Inocuidad y Calidad Agroalimentaria (Senasica) y a la Procuraduría Federal del Consumidor (Profeco)— continúa sesionando, ahora de manera virtual, y aborda, entre otros, los tópicos de ordenamiento del mercado, obtención de precios justos, fomento al consumo, acceso al financiamiento, rehabilitación de plantas agroindustriales e impulso a la comercialización de pequeñas empresas sociales.

En México hay más de 500 mil productores de café, ubicados en 480 municipios; 37 por ciento de ellos son mujeres; nueve de cada 10 tiene predios menores a dos hectáreas; el 65 por ciento pertenecen a municipios con población indígena, donde predominan condiciones de pobreza, y su café es en 90 por ciento de variedades arábicas de altura cultivadas bajo sombra.

México es pionero mundial en la producción orgánica, de comercio justo y de cafés de especialidad. El café, en sus condiciones de minifundio y bajo sombra, es un cultivo de gran relevancia para la conservación del suelo, agua y diversidad biológica.