Asesinada en casa, nuevos datos del feminicidio en la CDMX

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Por Janet Galindo

El 62.3% de los feminicidios en la Ciudad de México se producen a manos de las parejas o exparejas de las víctimas y en la última década crece el nivel de tortura y desfiguración que presentan las víctimas, dice Mariana Morán, Presidenta del partido local Equidad, Liberta y Género (ELIGE) de la Ciudad de México.

Para Morán, el feminicidio y la violencia extrema contra las mujeres por parte de sus parejas es multifactorial: machismo arraigado, dependencia emocional, impulsividad o celos e, incluso, acciones perpetradas por el crimen organizado.

“En las actitudes del hombre feminicida predomina la falta de expectativas de futuro. El agresor intenta vencer sus frustraciones con quien tiene más a mano y a quien considera culpable de su desgracia. Si ataca a su mujer cuando ella lo abandona, es porque se siente profundamente herido a nivel emocional”, explica la doctora en Pedagogía.

A su vez, el consumo abusivo de alcohol u otras drogas deteriora la capacidad de autocontrol. El agresor ataca a una persona vulnerable (su pareja), lo hace con unas actitudes de menosprecio hacia ella, que generan una respuesta emocional intensa como ira, odio o  venganza, y elige  un territorio relativamente a resguardo  como la casa. Por ello, “el alcohol por sí solo no explica la violencia contra la pareja”, dice Morán.

A diferencia de otros delincuentes, muchos agresores se entregan a la policía y el 25% acaba por suicidarse después de matar a su pareja o expareja.

“Sorprende que algunos homicidas argumenten que se les pasó la mano y excedieron involuntariamente la consuetudinaria violencia familiar”, como si tal conducta fuera admitida o consensuada socialmente. Resulta difícil entender por qué solo el 23% de las víctimas acusa a su agresor. Muchas mujeres se habitúan a un estilo de conducta violento, refiere la presidenta de ELIGE.

Morán dice que entre las víctimas de violencia doméstica no denuncian el maltrato por miedo,  vergüenza, dependencia emocional y económica y por la dificultad para reconocer la dramática situación que viven.

“El máximo riesgo se presenta en la ruptura, cuando la mujer decide terminar una relación de agresión y abuso. Entonces es cuando aparecen los casos más extremos de violencia

Los riesgos de feminicidio aumentan en los siguientes casos:

  1. Cuando existe violencia física previa.
  2. Aumento creciente de los episodios violentos, agresiones o amenazas recientes con armas u objetos contundentes.
  3. Cuando el hombre se opone radicalmente a la separación.
  4. Cuando el hombre ejerce conductas de acoso.
  5. Si la pareja consume alcohol y drogas.
  6. Cuando la pareja muestra alteraciones psicopatológicas como celos infundados, impulsividad extrema, dependencia emocional o depresión.

La doctora Morán mencionó que las principales víctimas poseen esas características: es muy joven, nivel de estudios bajo, trabajo poco cualificado, autoestima deficiente, apoyo social/familiar escaso, condición de inmigrante, consumo de sustancias psicoactivas o antecedentes de violencia en otras relaciones y alta dependencia emocional/económica.

En sí, “lo que lleva al homicidio de la pareja o expareja es un cúmulo de circunstancias que son variables de unos casos a otros. La ideología machista suele estar presente, pero también lo están otras circunstancias: aumento de discusiones, divorcio no asumido, infidelidades o incapacidad de gestionar o tolerar la frustración”, refiere la presidenta de ELIGE.

A nivel preventivo, el momento clave, cuando la mujer tiene mayor capacidad de elección, es al comienzo de la relación de pareja. “pero incluso ahí debe trabajarse mucho para cambiar la percepción de la mujer y generarle oportunidades de educación y desarrollo, de que se perciba como una persona capaz de cambiar sus circunstancias y acceder a mejores niveles de vida”, comentó Morán.