• Una agraviada que responde al nombre de Alejandra “N”, acudió a presentar formal denuncia a la Fiscalía de Investigación Territorial del MP, número dos, de Iztapalapa, abriéndose la Carpeta de Investigación CI-FIIZP-UI-2 C/D/00059/05-2020
• Luego de ocho horas de consumado los hechos, también padeció el vía crucis de la arrogancia e inoperatividad de las autoridades judiciales, donde los funcionarios pretendieron eludirla y prejuzgarla sin prestarle el auxilio necesario, y mucho menos ordenara a la Policía Judicial iniciara de inmediato la captura de las delincuentes
Por BLAS A. BUENDÍA
Una banda de mujeres ladronas fue denunciada por una ciudadana agraviada a quien le sustrajeron sus tarjetas de debido, de crédito y dinero en efectivo que, pese al delito consumado, pidió ayuda al único agente de vigilancia privada que había en una de las tiendas de conveniencia de la cadena Aurrera, radicadas en la periferia de la Alcaldía de Iztapalapa.
La agraviada responde al nombre de Alejandra “N”, quien acudió a presentar formal denuncia en la Fiscalía de Investigación Territorial del MP, número dos, de Iztapalapa, abriéndose la Carpeta de Investigación CI-FIIZP-UI-2 C/D/00059/05-2020.
Luego de ocho horas de consumado los hechos, también padeció el vía crucis de la arrogancia e inoperatividad de las autoridades judiciales, donde los funcionarios pretendieron eludirla y prejuzgarla sin prestarle el auxilio necesario, y mucho menos ordenara a la Policía Judicial iniciara de inmediato la captura de las delincuentes.
En actas quedó asentado que el martes 26 de mayo del año en curso, acudió a las 18 horas a la tienda Aurrera que se ubica en avenida Tláhuac, colonia Lomas Estrella, Alcaldía Iztapalapa, donde al realizar sus compras se percató de la presencia de cuatro mujeres quienes iban armadas con navajas, siendo acorralada en los pasillos y una de ellas le sustrajo de su bolso su cartera donde llevaba sus tarjetas de crédito y dinero en efectivo.
Dijo que trató de evitar el robo, pero los carritos que también jalaban las presuntas delincuentes, les sirvieron para atajarla. “La que me sustrajo mi cartera echó a correr hacia la salida del negocio, pero las otras me impidieron el paso”.
Comentó que de forma inmediata buscó la salida al atajo donde momentáneamente fue secuestrada en la propia tienda Aurrera-Iztapalapa. “Corrí a solicitar el apoyo del policía de seguridad privada, pero cuál fue mi sorpresa que se negó”.
En este contexto, otras personas sobre todo del sexo femenino que acudieron a realizar sus compras, también fueron víctimas de la delincuencia, presumiéndose que existe un contubernio entre la banda de mujeres ladronas de Iztapalapa y los agentes de seguridad privada, así como de funcionarios de la Fiscalía General de Justicia de la Ciudad de México, a cargo de Ernestina Godoy.
Al conocerse de estos lamentables hechos, diputados locales y federales, en sendas entrevistas con este reportero, tomaron nota del asunto, aunque reconocieron que la Fiscalía General capitalina “no ha brindado al ciento por ciento la protección a las víctimas”, anunciando que en breve será llamada para que comparezca y promover una solución al apremio que aqueja a la comunidad de esa zona localizada al oriente de la capital de la República.
Lamentablemente es también del conocimiento social, que las víctimas de la delincuencia, no encuentran de forma inmediata el apoyo de la justicia, sino que el “tortuguismo” y el burocratismo con que opera la Fiscalía de Ernestina Godoy, tiene un buen cúmulo de Carpetas de Investigación que no ha podido cumplimentar.
Su falta de profesionalismo, ética y el espíritu de investigación policiaca, ya les son totalmente ajenos porque consideran que son delitos de “Cuantía Menor”, representando una pérdida de tiempo para la propia “autoridad”.
Finalmente, la C. Alejandra “N”, independientemente de que presentó su querella ante el MP -misma que con seguridad será enviada al “archivo muerto”-, no solo se quedó con su coraje, sino con la deuda económica y financiera con las instituciones bancarias “donde no perdonan ni un céntimo los usureros”, toda vez que en poco tiempo, la banda de rateras hicieron mal uso de sus tarjetas sustrayendo mercancía hasta por 50 mil pesos.
Pese a todo, la licenciada Sandra Baca Martínez, Ministerio Público en turno, tuvo a regañadientes y forzadamente, cumplir con sus “obligaciones” judiciales –como funcionaria pública-, para la atención de la agraviada.
Así opera la justicia en México.
Reportero Free Lance
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