Luego de estudiar por 10 años la bacteria Staphylococcus epidermidis, el científico del Instituto Politécnico Nacional (IPN), Juan Carlos Cancino Díaz, comprobó que el principal factor de virulencia del microorganismo es la formación de biopelículas en las que se encapsula para evitar que penetren los antibióticos. Actualmente busca compuestos que ayuden a romper esas estructuras o que eviten su formación.
El investigador de la Escuela Nacional de Ciencias Biológicas (ENCB) explicó que Staphylococcus epidermidis forma parte de la flora bacteriana normal de la piel, sin embargo, al tallarse los ojos o al manipular lentes de contacto puede provocar infecciones en el órgano visual de personas con sistema inmunológico débil; también puede ocurrir la contaminación de esta bacteria en dispositivos médicos como catéteres o válvulas intracardiacas y llegar a ocasionar infecciones sistémicas (en todo el organismo).
Para erradicar este problema en los hospitales, el doctor Cancino Díaz consideró que en un futuro se podrían recubrir los dispositivos médicos con los compuestos inhibidores de la biopelícula y agregarse a las soluciones limpiadoras de lentes de contacto para evitar que el microorganismo se pegue a su superficie.
El experto en microbiología comentó que el microorganismo habita en la piel del ser humano desde que nace hasta que muere, pero tiene elementos que le permiten considerar que Staphylococcus epidermidis está evolucionando para convertirse en un agente infeccioso del ojo porque, probablemente, se está adaptando al empleo excesivo de antibióticos.
“La exposición continua a los antibióticos y la adquisición de genes de otros microorganismos, provocan resistencia a este tipo de fármacos, lo cual ocasiona que la bacteria se haga más poderosa. Cuando alguien se lleva la mano al ojo, introduce el microorganismo resistente y eso provoca que el tratamiento sea ineficaz”, expuso.
Señaló que las bacterias tienen una capacidad muy alta para intercambiar información genética. Staphyloccocus epidermidis recolecta información de muchos microorganismos, pero a diferencia de Staphyloccocus aureus, no ha aprendido a usarla para hacerse más virulenta.
“Esto conlleva a pensar que en cuestión evolutiva en unos cuantos años Staphyloccocus epidermidis logre usar los genes adquiridos y deje de ser un microorganismo de la flora normal del humano y pueda convertirse en un nuevo patógeno para el ojo”, comentó.
El científico, miembro del Sistema Nacional de Investigadores (SNI) nivel II, calificó a la bacteria como un microorganismo inestable genéticamente hablando. “Su genoma aún no llega a su estabilidad completa, porque guarda los genes que recolecta”, agregó.
El patrón de comportamiento de la bacteria es diferente, tiene muchos mecanismos de acción para provocar una infección, a eso se debe que a nivel mundial no se haya encontrado hasta el momento ningún tratamiento específico para erradicarla.
Juan Carlos Cancino indicó que las infecciones del órgano visual son de baja incidencia, pero cuando llegan a ocurrir provocan mucha molestia y aunque el tratamiento es sencillo, se puede complicar el cuadro dependiendo de la respuesta inmunológica de las personas.
En caso de infección ocular, el especialista politécnico recomendó acudir al oftalmólogo para que mediante un diagnóstico de laboratorio preciso averigüe si el problema es causado por una bacteria, hongo o virus. Destacó la importancia de evitar valoraciones erróneas en las que se prescriban antibióticos que generen resistencias, así como prevenir que se agudice el problema y se formen ulceraciones (pequeñas perforaciones) en la córnea.
Debido a que la bacteria forma parte de la biota normal de la piel, el científico politécnico además investiga si Staphyloccocus epidermidis participa en la regulación inmunológica de enfermedades de este órgano, como alergias, dermatitis atópica o psoriasis, aspecto que aprovecharía para desarrollar un probiótico que ayude a mejorar los síntomas de dichas afecciones.